La ciencia de las humanidades tiene sus arcanos. Por eso es ciencia. Conocer a un autor y a su obra es trabajo arduo, que compete a los científicos de cada una de las ramas, cada día más numerosas, de tales ciencias universitarias humanísticas, hermanas de las ciencias empíricas. Junto a otras disciplinas, como los estudios estilísticos, de influencias, de técnica, etcétera, todos ellos han de servir de intermediación entre el autor y el público lector, o el alumno si se quiere.

Radiografiar a Bécquer por completo, y no haber sabido mover el alma del discente hacia el sentimiento expresado por el poeta es, casi, no haber hecho nada. Los autores escriben libros, pintan cuadros o pautan música para expresar o comunicar ideas o sentimientos. O una mezcla de ambos. No escriben, pintan o pautan exclusivamente para ser pasto de los minuciosos investigadores. Crear arte sobre el arte de los artistas no es, no debe ser, saprofitar creación ajena. Si se hace con honradez, la visión ética/estética sobre la ética/estética del creador de referencia, da una iluminación, o puede darla, que trasciende lo tratado. Sucede eso con el poema de Eloy Sánchez Rosillo sobre la familia de Carlos IV, por ejemplo. O el de Antonio Colinas sobre Giacomo Casanova. Y hay muchos ejemplos más.

Aún caliente de sangre de imprenta se halla el libro, publicado por el Teatro Romano de Cartagena, sobre el poeta latino Ovidio. Ha sido ideado y compilado por la profesora Rosario Guarino, del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Murcia. Es un libro, técnicamente, de extensión cultural, más que de investigación humanística. Pero sucede que ambas perspectivas no compiten entre sí: colaboran. Es posible que compitan algunos dómines y algunos creadores, pero no, nunca, ciencia y divulgación. No hay que confundir divulgación con vulgarización. En este caso, la referencia editorial: la Fundación Teatro Romano de Cartagena, y la profesora universitaria Rosario Guarino, son toda una credencial de seriedad y justeza, de alcance. Un ramillete de poetas de hoy y de ayer han sido compilados por la coordinadora e ideadora de la empresa, la citada profesora y escritora murciana.

Me honro en participar con un poemilla al poeta de Sulmona, fallecido en el exilio en la hoy rumana Constanza. Pero ello no me obstaculiza en glosar, y loar, este libro, al que será difícil quitar supremacía en su perspectiva temática. En el nombre de Ovidio. Antología Poética, se titula el volumen. Está ilustrado por Antonio Martínez Mengual y maquetado por José Luis Montero, dos maestros. Intervienen como introductores la propia antóloga y el profesor González Iglesias de la Universidad de Salamanca, además de Elena Ruiz Valderas, directora del Museo Romano de Cartagena. El primer poema, bilingüe latín y español, es del profesor Michael Von Albrecht. Después, Alberti, Neruda, Arcipreste de Hita, José María Álvarez, Gerardo Diego, Lorca y tantos otros sobre los que peco de obviar.

Es un libro que honra a la Región de Murcia, comenzado a gestar 2017, para festejar los 2000 años del poeta. Largo embarazo de tres años y exitoso logro hoy. Así se saca a los grandes poetas a los lectores de la calle. Les toca ahora a estos lectores completar el ciclo. Quien lea el tomito, sale ovidiano sin remedio, además de aprender al clásico para siempre.