La consejería de Presidencia y Hacienda publicó una nota de prensa la semana pasada comentando los resultados de la Contabilidad Regional de España actualizados por el INE y que abarcan la serie 2000/2019. Como es costumbre en el Gobierno regional, el consejero Celdrán buscó y rebuscó entre la infinidad de datos ofrecidos por el organismo estadístico hasta encontrar aquellos que mejor encajaban con el mensaje a transmitir: que el modelo económico murciano funciona porque proporciona una de las economías regionales más dinámicas.

De esta manera, la nota resaltaba con un sesgado titular que el PIB regional es el tercero que más ha crecido en la última década, para aclarar en un subtítulo, a renglón seguido, que el incremento se refiere a la media de las variaciones interanuales de dicho periodo. Continuaba el texto destacando que el incremento interanual del PIB de la región en 2019 alcanza también el tercer puesto del conjunto de las CCAA. Y para rematarlo acotaba todo su análisis a la última década dentro de los veinte años que abarca la serie publicada.

Sin embargo, una lectura más global y objetiva de dichos datos muestra otra realidad bien diferente; así, frente al entusiasmo del consejero en relación con la evolución del PIB regional, hay que decir, por ejemplo, que en términos de PIB per cápita somos más pobres que antes de la crisis de 2008, cuando nuestra renta era el 84,2% de la media nacional siendo ahora, en 2019, el 81,9% de la misma (21.642 € frente a 26.426 €), y el 69,4% de la media de la UE (31.160 €); datos que dejan algo en entredicho la tesis del consejero.

Igualmente, en términos de empleo (aspecto también resaltado positivamente por Javier Celdrán) es necesario no perder de vista que, en el segundo trimestre de 2007 y justo antes del comienzo de la crisis financiera de esa época, la región tenía 45.000 parados, según la EPA, y una tasa de paro del 5,16%. Sin embargo, a finales de 2019, la EPA del cuatro trimestre (última antes de la crisis del coronavirus), arrojaba una cifra de 117.200 parados y una tasa de desempleo del 16,08%.

A la vista de estos datos no parece, desgraciadamente, que el dinamismo económico regional de la última década sea tal, ni que haya sido tan intenso como quiere hacernos creer el Gobierno regional, ni suficiente siquiera.