Tengo la impresión de estar muriendo y resucitando al mismo tiempo. Más allá de la cronología está el acto instantáneo del recuerdo, el mismo que sin consideración, proyecta la imagen continúa de los afectos y los convierte en conciencia personal.

Al tratar de entender determinadas cosas, muchas veces, los pensamientos se funden con las contradicciones y nos conducen a la pereza más absoluta. Creo que hoy por la noche todos vamos a estar a disposición de la tristeza. Aunque, pensándolo bien, junto a ella, la mayoría de las veces duerme el sueño del amor. Resulta difícil, por no decir imposible, ordenar con coherencia tantas cosas...

La única compañía duradera es la de uno mismo; a su lado no se experimenta la sensación de abandono y entre sus formas nace la fortaleza. Trato de destruir (con furia) todos los recuerdos que me sitúan en otros escenarios y no puedo. No, no puedo fraccionar el amor, y darle un rasgo de recuerdo.

Jamás pensé (se me saltan las lágrimas) que iba a vivir la ausencia de mis hijos. Y ya ven: hoy, precisamente hoy, será la primera vez. Toda una vida juntos para darme cuenta que el rasgo más esencial del ser humano es que cada uno vivimos nuestra vida. No debemos poner jamás nuestros fines personales por delante; creo que el amor más puro se encadena al universo y no es de dominio de nadie.

Queridos lectores: sean valientes y no conviertan la noche de hoy en la noche de los epitafios. Sí, hay muchas sillas vacías, muchas ausencias, mucha luz que nos falta. Pero junto a tantas cosas dignas de figurar en el museo de las penas, siempre hay ´alguien' que de forma espontánea nos brinda su cariño. Solo me queda darles las gracias por su fidelidad y de forma natural ofrecerle un abrazo. La vida está hecha para vivir.

¡Salud!