Los antecedentes lo demuestran. Murcia no ha tenido nunca prisa por diseñar su presente ni su futuro y así ha ido confeccionando un municipio a golpe de necesidad perentoria, disponiendo espacios e infraestructuras conforme se iba extendiendo el ladrillo como una mancha de aceite, a pesar de que en su historia reciente se han realizado dos planes generales de ordenación urbana, que no se han cumplido y que han precisado distintas recalificaciones, algunas acertadas y otras supeditadas al urbanismo a la carta de ciertos grupos empresariales y económicas.

Precisamente, ahora es necesario, ante el avance de las obras del soterramiento (si Adif tiene a bien seguir con las obras paradas desde hace meses entre Barriomar y Nonduermas) que acelere la confección de un Plan Especial del Carmen para comenzar con la tramitación que conlleva un proyecto de esa naturaleza, teniendo en cuenta que el que hay actualmente, y en el que se basa Murcia Conexión Sur, será retocado o cambiando en su totalidad tras oír a expertos y vecinos, que rechazan las previsiones de ese diseño, que se realizó en la etapa del anterior alcalde popular, Miguel Ángel Cámara, y que cuenta con casi un lustro de antigüedad.

Muchos retos por delante para no perder el tiempo, entre otros, cómo integrar el paso del tranvía hacia el sur de la ciudad u otro tipo de transporte alternativo al coche privado, cómo resolver los cuellos de botella que existen en las inmediaciones de El Rollo, cómo dar cabida a una estación intermodal moderna y que no se quede pequeña con el avance de los años, cómo conciliar los intereses de los vecinos, de las administraciones y de una ciudad en general que aspira a ensancharse y modernizarse con la desaparición de las vías del tren.

Hay expertos urbanistas que creen que no será necesario someter ese plan especial a una cambio sustancial pues al fin y al cabo no contendrá cambios esenciales o radicales, ya que se podrían mantener las infraestructuras establecidas (hoteles, estación intermodal, llegada del tranvía, bulevar peatonales, zonas verdes) y la construcción de 1.400 viviendas en torres de hasta 19 alturas con trescientas casas de promoción pública.

Otros, por el contrario, consideran que se debe hacer uno nuevo al albur de un nuevo Plan General, teniendo en cuenta que ese Plan Especial del Carmen se aprobó en 2009 de manera provisional (ha llovido mucho desde entonces) y el PGOU de Murcia tiene prácticamente dos décadas de existencia.

Tanto, que en el anterior mandato se inició la revisión del PGOU cuya nueva configuración cuenta desde hace más de un año con un informe previo de la UPCT, Universidad Politécnica de Cartagena, donde queda patente que el suelo urbano de Murcia ha crecido un 27% (más de una cuarta parte) en quince años. En ese estudio también colaboró la UMU (Universidad de Murcia), sin que de momento el Gobierno local PP y Cs hayan movido ficha para continuar con esa revisión, que puede llegar a ser polémica como cualquier proyecto de tan tamaña complejidad y con tantos intereses en juego.

El municipio de Murcia está pidiendo a gritos celeridad para gestionar su futuro y, en esa lucha contra el tiempo, juegan un papel importante los técnicos municipales y la actual corporación, que debe buscar el consenso necesario.

Ya lo dejó claro Baudelaire en Las flores del mal: «El tiempo es el enemigo del hombre y absorbe la vida». Por nadie pase.