La Constitución española determina que el Gobierno es el encargado de dirigir la política interior y exterior, la Administración civil y militar, y la defensa del Estado. Así es, el artículo 97 de la Constitución deja claro que es el Gobierno el que «dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado». Y como no podía ser de otra manera, las Fuerzas Armadas están completamente sometidas a esa dirección, porque la defensa nacional se basa en el pleno ejercicio de los derechos y libertades públicas reconocidas en la Constitución española de 1978 y en la Carta de las Naciones Unidas de 1945.

Que después de tantos años de democracia tengamos que recordar esto puede parecer extraño, pero al parecer hay quienes se empeñan en olvidarlo e involucrar al Rey en cosas que nada tienen que ver con su desempeño, como estamos viendo reflejado en las redes sociales, donde algunas fuerzas políticas se manejan muy bien, y las han convertido en algo así como lo que dijo en abril de 1990 el entonces presidente del PNV, Xavier Arzalluz: una reunión con la cúpula de Herri Batasuna, aquello de «unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas», refiriéndose así a la coincidencia de intereses que había entre su partido, la izquierda aberzale, y la organización terrorista ETA, y al necesario reparto de papeles para alcanzar el objetivo común, que no era otro, que no es otro, que la independencia para Euskadi.

Pues bien, al parecer ahora las redes sociales se han convertido en ese árbol del que las nueces que caen son la siembra de las dudas sobre el que ellos han dado en llamar Régimen del 78, con la puesta en cuestión de la legitimidad de la Constitución (según se percibe, la Carta Magna es algo que ha de cambiarse cada generación), y el cuestionamiento de la monarquía, que se ha amplificado ahora con el famoso chat de unos trasnochados militares.

Sí, les ha venido como anillo al dedo las impresentables cartas hechas publicas por un grupo de militares jubilados que, a falta de cosas que hacer, se dedican a poner en cuestión nuestro Estado de Derecho, proclamando su ignorancia y su falta de respeto hacia este país, al que dicen estar dispuestos a defender hasta dar sus vidas. Pero este país no necesita héroes, este país necesita ciudadanos, políticos, y militares jubilados también, con más sentido de Estado del que, unos y otros, manifiestan.

Porque no son solo las redes sociales las que han salido en tropel a hacer el juego a quienes declararon su lucha contra Felipe VI, que es tanto como decir contra la monarquía. No, hay quienes pontifican, a sabiendas de que mienten, cuando rechazan que sea la ministra de Defensa, Margarita Robles, y no un portavoz oficial de la Zarzuela, pongamos por caso, quien tenga que salir a decir las verdades del barquero a los que intentan implicar a Felipe VI en una entúpida intentona golpista.

Y esto es grave, porque quienes escriben, quienes dicen cosas así, saben perfectamente, como nos han explicado hasta la saciedad los constitucionalistas, que el mando del rey como jefe supremo de las Fuerzas Armadas es meramente simbólico y necesitado de refrendo presidencial o ministerial (art. 64 CE), por lo que no puede existir una conexión ejecutiva directa de las Fuerzas Armadas con la Corona sin contar con el Ejecutivo, es decir, el Gobierno, presidente y ministro de Defensa.

De manera que en este país, donde la democracia funciona mucho mejor de lo que muchos quisieran, las cosas se han hecho como se tenían que hacer. Hablando quien tenía que hacerlo, que no es otra que la ministra, Margarita Robles.

Aunque a algunos les hubiese encantado enfangar al Rey.