Si hay un organismo público anclado en los siglos XIX y XX, no busquen más, se llaman Confederaciones Hidrográficas, y aquí, el segundo apellido es ´del Segura´. Si la CHS quiere empezar a formar parte de la solución y no seguir siendo parte del problema, tendrá que cambiar su cultura y sus estructuras decimonónicas; de lo contrario, seguirá siendo una institución que en vez de allanar caminos, va colocando piedras y haciendo socavones para el futuro turístico de muchos municipios de la Región de Murcia.

Es inconcebible que hoy en día, cuando uno transita por el Cañón de Almadenes, y para a disfrutar de su Abrigo de El Pozo (pinturas rupestres patrimonio mundial de la humanidad) los turistas o visitantes tengan que agarrarse a unas cañas para frenar la barca neumática, una auténtica desvergüenza.Al igual que siga el propio Cañón de Almadenes siendo una especie de tabú para el turismo, cuando en cualquier país de Europa, sería una de los mayores símbolos turísticos de todo el levante español.

Por no hablar de lo que ocurre en algunos de sus embalses, donde la CHS está impidiendo por su intransigencia e ineptitudel desarrollo de actividades náuticas y recreativas, taponando y colapsando cualquier iniciativa que reactive la economía. Librilla y Alhama, por ejemplo, siguen padeciendo en sus propias estructurasla incompetencia de la CHS: su Embalse de Algeciras sigue esperando que alguien lo descubra y pueda convertirse en un motor de desarrollo económico imprescindible para esta comarca.

Estoy seguro de que no habrá que esperar al siglo XXII para que la CHS deje de ser esa institución caduca y trasnochada que sigue actuando desde el clasismo, convirtiéndose en muchos casos en juez y parte del futuro turístico de muchos municipios.

Ojalá llegue el día, que todas esas instalaciones que tienen abandonadas a su suerte, y que son públicas, es decir, realizadas con el dinero de todos los contribuyentes, se pongan en valor. Seguir viendo como las casas de titularidad pública que siguen derruyéndose a las faldas del embalse de Santomera, o como las infraestructuras que tiene el embalse de La Cierva siguen sin ponerse a disposición del turismo en general, es una muestra de que es más necesario que nunca que la propia CHS comience a entrar en el siglo XXI, aunque sea con veinte años de retraso.

Sería un detalle que el ministerio competente comenzara a tener en primer lugar, un mapa de los cuantiosos recursos públicos de los que dispone, situación arquitectónica, grado de deterioro, etc., así como empezara a abrir sus puertas a los Ayuntamientos y proyectos que se presenten para poner en marcha infraestructuras relacionadas con el turismo, deporte y medio ambiente, y que permitirían a muchos municipios comenzar a recibir parte de todo lo que han aportado a la propia CHS.

Hay un dicho popular: «Con la Iglesia hemos topado»; ya va siendo hora de alzar la voz, y cuando alguien pregunte por qué no hay un embarcadero en el río Segura que permita visitar un enclave de primer orden turístico, el guía no nos diga: «Con la CHS hemos topado».

Por cierto, ¿sabía la CHS que San Esteban lleva casi 40 años explotando un pozo ilegal? ¿Lo va a legalizar por la puerta de atrás?