Decía Aristóteles, al que muchos suelen recurrir para iniciar sus discursos, que «la realidad es la única verdad». Partiendo de esa premisa, dar la espalda a la realidad, confundirla o manipularla nos alejará de la verdad.

La vocación de servicio público y la apuesta por el bien común son el motor de nuestros hechos que buscan mejorar la calidad de vida de los murcianos.

La realidad es que Murcia, la séptima capital de España, está inmersa en una estrategia de ciudad que trabaja por recuperar nuestro patrimonio haciendo honor a la Murcia Medieval o rescatando signos arquitectónicos que ahora son, y serán, espacio para la cultura y la participación como el Cuartel de Artillería, la Cárcel Vieja o el yacimiento de San Esteban.

Este amplio proyecto del Ayuntamiento está reconciliando a la ciudad con la huerta, recuperando su patrimonio y ha devuelto su centralidad al río Segura, origen y vida de nuestra ciudad, con el proyecto Murcia Río y está extendiendo la masa verde y forestal de nuestro entorno.

Nuestro proyecto de ciudad inteligente pone a las personas en el centro, y más a las que necesitan una especial atención. Utilizamos las últimas innovaciones tecnológicas para mejorar el día a día de nuestros vecinos, reduciendo burocracia, colas y desplazamientos innecesarios. Estamos construyendo un Ayuntamiento abierto que ofrece servicios al ciudadano 365 días al año, 24 horas al día, un Ayuntamiento a la medida de cada ciudadano, que sale a su encuentro para ayudarle, en vez de esperar que el ciudadano acuda a él.

La Murcia que defendemos es la que practica la generosidad por la que se caracterizan los murcianos; atención social, políticas a favor de quienes más necesitan una Administración que vele por su bienestar y garantice sus derechos. Una ciudad accesible en la que nadie es diferente. Trabajamos por una Murcia con grandes infraestructuras generadoras de riqueza, una Murcia conectada entre el norte y el sur, sin barreras en su territorio, y con unas pedanías que disponen, cada día, de más presupuesto y mejores equipamientos.

En definitiva, la Murcia que queremos para nuestros hijos responde a nuestras políticas de aire limpio con las que estamos consiguiendo reducir la contaminación gracias al calmado de tráfico y el fomento de la bicicleta, la peatonalización y la plantación de miles de árboles cada año dentro del Plan Foresta.

La Murcia que vemos, mostramos y compartimos es la ciudad de la luz, de la generosidad, del respeto, del progreso y del futuro que todos buscamos. Nada tiene que ver la visión que los murcianos tenemos de nuestra tierra con la Murcia gris que describen otros.

Los medios son fundamentales para conseguir hacer reales las cosas, pero el verdadero sentido de hacer esas cosas es conseguir un buen fin. Donde otros solo ven plantas y flores, nosotros vemos acciones de inserción social y laboral de personas discapacitadas que producen esas plantas y que ayudan a mejorar el medio ambiente.

Donde otros solo ven calles iluminadas, nosotros vemos la Navidad, la ilusión y la esperanza de la gente. Donde otros solo ven placas inteligentes, nosotros abrimos camino potenciando la cultura y la historia de Murcia, apostamos por el turismo y conseguimos que la implantación de las nuevas tecnologías facilite la vida a los murcianos, ofreciendo soluciones accesibles, para personas invidentes y con otras dificultades sensoriales.

Todas las acciones que llevamos a cabo tienen un contexto social y económico que a muchos se les escapa. La altura de miras es fundamental para comprender qué hacemos y a dónde vamos. No nos quedamos en los medios, llegamos a los fines que queremos alcanzar. La realidad se ve, se palpa, la verdad es consecuencia de estas acciones y actuaciones.

Hay ciudades con proyecto y ciudades sin proyecto. Murcia es de las primeras y esa es una realidad que los murcianos ya están percibiendo.