Jamás he escrito un artículo reseñando un libro y ciertamente no podía tener mejor estreno. Lo hago en mi periódico con esta joya literaria que es el Breviario de mi Lengua escrito por mi gran amigo José Quiñonero Hernández.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario puede apuntarse un buen tanto con la edición de este libro porque contribuye cumplidamente a su propósito de difundir la cultura tradicional y lo hace del mejor modo posible: a través de las palabras que la expresaban y definían. Y de fondo el vano intento de recuperar aquella realidad, aquellos hermosos años, a modo de un Proust lorquino en busca del tiempo perdido.

Afirma el relativismo lingüístico que es el lenguaje el que origina y estructura al pensamiento; dicho de otro modo, la lengua que usamos configura nuestra visión de la realidad. Este libro es buena prueba de ello.

El ser humano es el único que usa símbolos y ninguno es tan poderoso como la palabra. El hombre es puro lenguaje.

Esas palabras que tanto significaron hoy están en desuso y no debemos dejar que se pierdan, ese es el noble cometido de este breviario que tan magistralmente ha realizado el autor.

Destila sabiduría por todos sus poros y convierte esta pequeña joya en algo digno de conservar y transmitir. Ha logrado una magnífica síntesis entre lo vivido en su entrañable Aguaderas y lo aprendido en las lecturas y estudios que lo llevaron a la cátedra de Lengua y Literatura que tan sabiamente ejerció en el IES J. Ibañez Martín de Lorca.

Habla de cambios muy bruscos en un periodo breve y aunque se adapte perfectamente a lo nuevo no deja de mirar con sana nostalgia y un notorio sentido del humor su pasado, ese que pretende resucitar a través de las voces que lo definían. A partir de aquel entorno «los nombres del nuevo vivir fueron desplazando a los viejos vocablos».ñ

Por eso cuando alguien se convierte en un auténtico arqueólogo de las palabras merece todo nuestro respeto. Y el profesor Quiñonero lo hace con la finura de un orfebre, con una estética rayana en la prosa poética.

Es recomendable una lectura pausada, dosificada, con el fin de pensar en profundidad los significados de esos significantes. Y además podremos presumir de saber popular y referirnos a la actualidad diciendo que hoy en España algunos estan «echando el carro por el pedregal» o que vemos a pocos ´emporarse´ y como esto siga así va a ´temblar el monario´.