Si para saber que la subida salarial que aprueba el Estado para las Administraciones públicas es de obligado cumplimiento también en la Comunidad autónoma de Murcia, hay que hacer una consulta jurídica al ministerio de Hacienda, apaga y vámonos. Esta pregunta no es ni de primero de Derecho; es de curso de verano en El Escorial.

Lo primero que tendrían que hacer todos los servicios jurídicos de Hacienda de Murcia, y tras ellos el mismísimo Consejo Jurídico de la Región de Murcia es presentar su dimisión de manera irrevocable. Si no fueron consultados y, por lo tanto, fueron puenteados, por dignidad, si consultar a Madrid es porque no sabían la respuesta, cosa que dudo, peor aún.

En cualquier caso, otra vez es Madrid la que nos lleva de la mano, quienes nos da un palo o una zanahoria, dependiendo de la consulta, y es que seguimos siendo el culo de España.

Madrid decide si Ciudadanos apoya un cambio tras veinte años de Gobierno popular; Madrid determina cuando nuestros políticos han de agachar la cabeza y aguantar el tirón: recordemos que Mariano Rajoy estuvo siete años en Moncloa, cuatro con mayoría abrumadora, y nadie le montó ningún pollo desde San Esteban con la financiación autonómica, y ningún agricultor levantó la voz cuando durante mucho tiempo los trasvases del Tajo-Segura eran ´cero zapatero; más aún, ya nadie recuerda aquella reunión en la Comunidad Valenciana cuando González Pons y Valcárcel reunieron a la cúpula agrícola del sureste español y les pusieron a todos cremallera por bandera.

En Madrid fue donde se reunió Abascal, en casa de un conocido empresario murciano, con la élite agrícola y determinaron que Vox debía convertirse aquí en la cuna de la Reconquista. Dicho y hecho.

Es Madrid el lugar elegido para determinar quién sería la líder naranja, sin contar con el puñado de afiliados y afiliadas que le quedan a los de Centrofama, y es Madrid la que la inmensa mayoría de las veces no nos hace ni puto caso.

El CEMOP que, sin duda, no conoce la crisis económica, gracias sobre todo al colchón regional, vuelve a cocinar una encuesta para el comensal, que es quien paga, pero que vuelve a poner sobre la mesa el gran problema político regional: No hay oposición en Murcia porque no se conoce, y lo que no se conoce, no existe.

Turísticamente no seremos nunca gran cosa, porque los propios murcianos y murcianas desconocemos nuestro potencial turístico; difícilmente alguien va a vender en el extranjero un producto que no conoce como la palma de su mano.

Al Gobierno regional hay que reconocerle, sin duda, su mérito: ha conseguido que la oposición en la Región de Murcia se llame Pedro Sánchez, y como Moncloa está en otras cosas, pues aquí parece que solo existe San Esteban.

Durante toda esta pandemia, los murcianos y murcianas nos hemos hinchado de ver al presidente López Miras explicar su relato, su versión, su visión, su parecer, incluso señalaba su enemigo cada domingo tras la Conferencia virtual de Presidentes. No había nadie que le rebatiera, por tanto, no había alternativa, no había oposición, no había nadie que dijera que otra forma de afrontar la pandemia era posible. El resultado lo pueden corroborar en el estudio del CEMOP: la mitad de la sociedad no sabe quién es Diego Conesa. Punto pelota.

Ahora estamos volviendo a revivir el drama educativo de cada legislatura, una nueva ley está a punto de implantarse (sigo sin perdonar a Cospedal, por su culpa, este país no tiene una Ley Educativa de Estado, aquella que promovió Ángel Gabilondo siendo ministro), la mal llamada Ley Celaá, que sustituirá a la también mal llamada Ley Wert, en la que los dos temas conflictivos son el papel del castellano en territorios bilingües y la educación concertada. ¿Quién está aquí defendiendo los ataques que está sufriendo esta ley por parte del Gobierno regional? Mendoza ya lo ha advertido: «Dios exigirá cuentas y también de lo que votamos´».

Siempre hemos tenido un cierto complejo de inferioridad los murcianos con Madrid, quizás la culpa haya que buscarla en nuestra propia historia, aquí han venido paracaidistas de todos los colores a presentarse y representar a Murcia sin saber nada de nosotros; al día siguiente se han ido tan a gusto y tan ricamente, incluso un exsenador por Murcia durante varias legislaturas (V, VI y VII legislatura) Jesús Sepúlveda, exmarido de la exministra Ana Mato, está ahora en prisión por corrupto, ¿Quién se acuerda de eso? Eso es cosa de Madrid.