También estaría en contra de los presupuestos que ha presentado el Gobierno español. Y es que tras casi un lustro sin aprobar unos presupuestos, es más necesario que nunca que por fin, aquellos presupuestos presentados por Cristobal Montoro, pasen a formar parte de la historia presupuestaria de este país. ¿Quién puede estar en contra de que los que más tienen paguen más impuestos? Solo los que ganan más de 300.000 euros al año (cincuenta millones de la antigua moneda, la peseta), y aquellos que anteponen los intereses de unos pocos al interés general.

España, y no digamos Murcia, tenemos un problema financiero muy serio. Si ya antes de la crisis, nuestro déficit y nuestra deuda eran abultados, ahora se han multiplicado, y las carencias de una sanidad y una educación públicas esquilmadas en los últimos años han quedado al desnudo. Si queremos un sistema público sanitario fuerte, donde los trabajadores y trabajadoras no sigan firmando contratos basura a decenas cada año, donde no dependamos de que el mayor empresario español done ´máquinas contra el cáncer´ (ojo, no es una crítica, es solo una carencia de nuestro sistema); si pretendemos que nuestros profesionales no sigan largándose a otros países que sí ofrecen oportunidades dignas, despilfarrando nuestros recursos, pues se forman aquí con dinero público la inmensa mayoría y terminan en otros países rentabilizando la inversión que hace el Estado; si queremos apostar por una educación pública de calidad, que no siga traspasando recursos a la privada; si entendemos que mandar a los niños y niñas a sus casas un día a la semana no es la solución para rebajar las ratios; si simplemente queremos que nuestros más desfavorecidos sigan recibiendo un servicio digno (me refiero a cientos de trabajadores, principalmente mujeres, que se revientan cada día por cuidar de las personas con discapacidad en nuestros centros ocupacionales) o si soñamos con que la educación de cero a tres años sea no solo una realidad, sino que se afronte el problema de sus profesionales que siguen con sus maltrechos huesos reventándose cada mañana, la única solución pasa por pagar más impuestos, pero, sobre todo, los que más tienen. Me gustaría que aquellos que abogan por rebajar impuestos directos e indirectos me expliquen cómo pueden apostar por tener una sanidad y una educación públicas más fuerte.

Dejémonos de engañarnos, aquellos que piden a gritos pagar menos, son los que defienden la liberalización de la economía, los que tienen como mínimo común denominador ´cuanto menos Estado mejor´, son los mismos que se ponen tras la pancarta, legítima, de la educación y la sanidad privada como modelo de prestación de servicios. Nosotros en la Región aprobamos unos presupuestos tramposos (abril 2020), ni tan siquiera tuvimos la dignidad de retocarlos un poco enmedio de la pandemia, de modo que no creo que estemos muy legitimados para criticar los que se han presentado en la capital del reino de España, aunque, sin duda y por fortuna, claro, se pueden criticar. De hecho, si yo fuera rico y liberal, también diría que los presupuestos presentados por el ´Gobierno social-comunista-bolivariano´, y que lidera una ´extremista´ presupuestaria como Nadia Calviño, son un ataque a mis intereses, aunque, por desgracia, la inmensa mayoría de este país no somos rico.

Pero sí creemos que la mejor manera de garantizar la igualdad y la solidaridad es cumplir con el artículo 31 de la Constitución: «El sistema tributario se basará en los principios de igualdad y progresividad».