El Consistorio murciano tiene distintos frentes abiertos con ciudadanos muy cabreados que pueden desembocar en movilizaciones en la calle. No se caracteriza el Gobierno local de Murcia por mantener reuniones y encuentros con los vecinos de barrios y pedanías, pese a que el alcalde capitalino, José Ballesta, desayunaba en 2015 con sus conciudadanos en la plaza del Romea, en su primer mandato, o se sentaba a la sombra del ficus de Santo Domingo para escuchar a sus administrados y ´tomar nota´.

«Son encuentros en los que aprendemos mucho», llegó a declarar en uno de esos contactos celebrado en septiembre de ese mismo año. Mucho ha llovido desde entonces y mucho ha cambiado la actitud del Gobierno local, que en estos momentos tiene distintos frentes ciudadanos abiertos sin visos de ser solucionados de manera inmediata. Algunos de ellos, ni siquiera en el largo plazo conseguirán una resolución de un equipo de coalición que puede verse agrietado, precisamente, por las desavenencias con los vecinos, algunos ya hartos de la sordera municipal de quienes los gobiernan.

El soterramiento y la conexión sur

La idea de hacer reuniones para planificar cómo quedarán los 200.000 metros cuadrados que se liberarán entre el barrio del Carmen y Santiago El Mayor es muy acertada, pero no ha sido adecuada la forma en que han llevado a cabo esta primera fase.

Los residentes en la zona sur no han sido invitados a ese panel pese a que tienen mucho que decir, con el consiguiente cabreo de unas asociaciones legitimadas al cien por cien para estar en esa mesa asesora. Se han ganado a pulso el derecho a decidir y a ser escuchadas. Treinta años han tardado en lograr el soterramiento de las vías del tren para cerrar esa gran herida en sus territorios. Parece que el Ayuntamiento ha comenzado a rectificar y a llamar a los representantes vecinales. Nunca es tarde si la dicha es buena.

Ronda Sur y los disuasorios

Sin abandonar el sur del municipio, hay otros vecinos con gran frustración por los planes del Gobierno local, que pretende plantificarles un aparcamiento disuasorio pese a que hay un acuerdo de pleno y pese a que es una zona de equipamiento educativo, según la asociación de vecinos Ronda Sur, que está dispuesta a dar la batalla en la calle y hasta llegar a los tribunales. Estos ciudadanos están defendiendo su calidad de vida y temen que ese disuasorio se convierta en un polo de contaminación y otras cosas. Ahí está el ejemplo del de Barriomar, que incluso se ha convertido en zona de ´car-home´.

El Espíritu Santo de Espinardo

Una de las zonas más degradadas y dejadas del municipio en el que no solo los delitos campan a sus anchas. También la incompetencia del Ayuntamiento es allí un problema. Este barrio recibió una lluvia de millones del Plan Urban, financiado por la Unión Europea, que dio lugar a distintos programas y diversas infraestructuras. Todo ha sido un fiasco. Ahora, Cs, socio de Gobierno del PP, anuncia un proyecto multidisciplinar de intervención en ese barrio, una iniciativa que para los vecinos no es más que palabrería. La Asociación de Vecinos por Espinardo ya le ha pedido entrevista al alcalde. A ver cuánto tarda el regidor en recibirlos.

Pedanías sin transportes

Un problema endémico de un municipio diseminado y con poco interés institucional en solucionar esta lacra de la que ya casi da pereza hablar. La pandemia ha agudizado este drama y ni siquiera la huelga de los trabajadores del servicio de bus a las pedanías ha llevado a los dirigentes del Ayuntamiento o la Comunidad a mover ficha. Parece que es una guerra que ya dan por perdida, como perdida parece también la batalla de las quemas agrícolas, que se ven y padecen a diario sin que haya freno para ellas. Ni las multas ni las quejas vecinales han dado sus frutos. Mientras tanto, el Gobierno local de coalición se ha hecho un Don Tancredo. Por nadie pase.