Ella sí lo entiende Una señora extranjera pasea por la calle empujando una silla de ruedas en la que va un hombre muy mayor. Justo cuando pasan por mi lado, él intenta decirle unas palabras a ella que yo no puedo reconocer, porque son más bien sonidos guturales (claramente ha sufrido un problema que le impide articular las palabras).

Ella, frena la silla, se dirige a él y con ese acento cariñoso tan típicamente sudamericano, le dice: «Claro que sí, mi rey, que te pongo bien la mascarilla», y lo hace. Sin bares Un vecino me dice: «Bueno, ya estamos otra vez sin bares ni restaurantes. Lo único que espero es que realmente esta sea una medida que los técnicos de Salud hayan dictado después de estudiarla bien. Es cierto que la gente se quita las mascarillas en las terrazas mientras se toma una cerveza, pero ¿realmente ahí, al aire libre hay tanto peligro de contagio? En fin, supongo que sí. Hay que creer en lo que dicen los que saben, pero veo venir que vamos todos hacia un confinamiento en nuestras casas».

Yo me callo y asiento con la cabeza, un poco triste, la verdad porque casi la única posibilidad que tienes de quedar con amigos es en la terraza de un bar, porque en las casas es peor. Habrá que seguir con el teléfono, Zoom, Skype y demás. Mal futuro El jueves, en la puerta de un bar, dos camareros charlan y comen un bocadillo: «Mañana, otra vez en la puta calle, hermano», dice uno de ellos. Más todavía Cuando esto escribo -es viernes por la mañana - todavía no se conoce quién ha ganado las elecciones en EE UU.

Gane el que gane, la actitud de Trump ante el recuento de votos pasará a la historia como el mayor ataque a la democracia de ese país desde que existe como tal. En cualquier caso, qué difícil no resulta a muchos comprender que, después de 4 años de presidencia, todavía haya 7 millones más de americanos que lo hayan votado por encima de los que lo hicieron en la elección anterior. ¿Qué le verán a ese elemento? Desconocimiento.

Me entero por la prensa de que Tele 5 ha comenzado otro reality que se llama La casa fuerte, que ya terminó lo de Las tentaciones y que prepara otra edición de Gran Hermano. Un día tengo que ver algo de esto porque no tengo ni puñetera idea de lo que van estas cosas. Bueno, sí sé que la cosa va de amores y cuernos delante de las cámaras, pero no le he cogido yo el gusto a esos programas. Y el problema es que, luego, llega a mis manos una revista de esas de colorines y no conozco absolutamente a nadie: ´Eliodoro ha engañado a Susana con Maki´ me parece escuchar a unas que están hablando en el kiosco de los periódicos con la revista en la mano, y no sé quién es ninguno de ellos. Así, en la ignorancia, no se puede vivir. Pasta gansa Qué mal se le están poniendo las cosas a Juan Carlos I.

Ahora parece que un payo muy rico sudamericano le mandaba dinero a un testaferro y este pagaba las facturas de las tarjetas del rey. ¿Saben ustedes si habría por ahí algún millonario que quisiera regalar dinero? Testaferro no tengo, pero puedo buscar. Empezar desde abajo El otro día Nadal ganó su partido número 1.000 de la liga ATP. Hace 19 años ganó el primero, en el Torneo de Mallorca, que ya no se juega.

Entonces era el 761º del mundo. Tenía 15 años. Libro Me he comprado el libro de Carlos del Amor, ya saben, el chico ese de aquí que suele cerrar el Telediario de La 1 con unos comentarios estupendos. Se llama Emocionarte y tiene muy buena pinta. Ha elegido unas decenas de cuadros de la historia del Arte, y por un lado explica su historia y por el otro comenta sus sensaciones ante la obra. Es que tengo la impresión de que conozco al escritor, que alguna vez he hablado con él, pero no consigo recordar cuándo fue. La memoria resbala un poco ya. También me ha prestado un amigo otro libro que se llama Historia del culo, pero todavía no lo he empezado.

Esta semana me he tragado entera la 3ª temporada de Suburra. Oiga, que muy bien. Si no han visto esta serie merece la pena verla desde el principio. Los italianos no se cortan a la hora de rodar lo que realmente sucede en su país y lo hacen envuelto en unas tramas personales muy interesantes, reflejando ambientes que no conocemos aquí de nada. También he terminado Luther, y esa hay que verla despacio y dejarla de vez en cuando porque es demasiado brutal, al menos para mí que soy una persona muy sensible (aquí va el emoticono de la cara sonriendo y con la corona de santo). En recuerdo de Sean Connery, vi El nombre de la rosa. No ha envejecido absolutamente nada. Es una buena película.