Sarah Gilbert (inglesa), Chen Wei (china) y Kizzmekia Corbett (estadounidense) son tres mujeres que han dedicado sus vidas profesionales a la búsqueda de vacunas antivirales y a dilucidar los mecanismos de la enfermedad viral. Cuando decimos 'la vacuna', casi sería literal decir que 'todo el mundo', en lo que va de año, entiende que es la del Covid-19 (C-19). Pero, no es 'una'.

Además de las tres mencionadas, hay un 'batallón' de investigadores de diferentes países dedicados a lo mismo. Y no en todas se usa el mismo componente o partes del virus para conseguir la respuesta inmunológica. Como en la carrera espacial y armamentista, y no sé si por motivos geopolíticos similares, en el caso de la vacuna, destacan tres: EE UU, URSS y China. También UK. Es en la prestigiosa Universidad de Oxford donde trabaja la veterana y exitosa doctora Gilbert. Corbett, una jovencísima inmunóloga americana negra. Y Wei, una oficial del Ejército chino, ascendida a general mayor por desarrollar (2003) un aerosol muy efectivo contra otro coronavirus. Además, en 2015, superó sus logros anteriores desarrollando una vacuna contra el ébola, por lo que se la conoce como 'la terminator del ébola'. Naturalmente, ya ha conseguido otra para el C-19, que está ensayándose en ¿militares voluntarios?

Corbett, antes de que eclosionara la enfermedad ocasionada por el C-19 (SARS-CoV-2), ya estaba dedicada al desarrollo de vacunas para la familia de los coronavirus. Había conseguido que las proteínas de las 'espinas' que forman 'la corona', lo que da nombre a este tipo de virus (plural en inglés, viruses), consiguieran una respuesta de defensa más potente en los sujetos de ensayo.

He dejado la última a Gilbert, por el interés que tiene hablar de su vacuna universal de la gripe (VUG). Por supuesto que está trabajando también en la del C-19. Esta es la llamada 'vacuna de Oxford'. Habrán leído en la prensa que un enfermero español que trabaja en el hospital de Oxford se ha prestado voluntario para ensayo. Y que, también, por la prensa, ha dado positivo para el C-19 posteriormente. Aunque podría ser del grupo que recibe un placebo (agente inactivo, desconocido para el que la recibe). De este tipo de noticias conviene esperar a conocer más detalles antes de asumirlas como ciertas. Y otra dice que también la ha administrado a sus tres trillizos. Su VUG se está ensayando, al parecer con éxito, desde el 2011. Es novedosa con respecto a las otras vacunas en que no produce anticuerpos, que son proteínas circulantes en sangre producidas por los linfocitos B, sino que estimula la producción de linfocitos T, que es una respuesta más duradera y potente. En un símil sencillo como los comecocos, otras células (el trío de dendríticas, monocitos y macrófagos) 'comen' los virus, y éstos estimulan la producción de células T .

Aunque habría que entrar en una larga explicación de cómo funcionan las células T en la respuesta inmunitaria, porque también median en la de las células B. Lo ingenioso fue usar otro virus sin efectos perjudiciales como transportador de un componente del coronavirus elegido (un caballo de Troya). Así, se consigue una respuesta de células T que han demostrado ser efectivas ante los cambiantes virus de la gripe que obliga a vacunarse cada año. Y no sólo contra los virus, sino contra otras enfermedades infecciosas no virales, e incluso cáncer. Pero ya nos es suficiente con disponer de una vacuna para la gripe común o estacional, que no es enfermedad banal, aunque ahora toda atención va para el C-19.

Sin pronunciarme por la VUG, que no es específica sino una alternativa, la sometería al criterio de nuestros mejores virólogos e inmunólogos. Sería como 'de amplio espectro'. De hecho, la vacuna de la tuberculosis, BCG, se está evaluando en individuos que la recibieron, por si les ha proporcionado defensa frente al C-19.

Todo lo que precede es parte de la información que se necesitará para tomar la decisión individual de recibir 'la vacuna'. ¿Cuál de ellas? Habrá que preguntar. Hasta ahora la regulación y supervisión de los medicamentos y vacunas que se expenden pasan unos rigurosísimos controles. Es una garantía maravillosa y 'gratuita' para 'todo el mundo'. Considerando el exorbitado coste para la síntesis y ensayos de seguridad en animales y humanos, ¡y en años! Aún así, está previsto que haya alguna reacción adversa, lo que viene muy detallado en el prospecto. Si algo bueno tiene esta pandemia es que la población mundial ha tenido que 'aprender' medicina muy rápido y, felizmente para el autor de este artículo, que todo lo dicho sea comprensible. De hecho, aparte de su encomiable disciplina cívica, los habitantes orientales del continente chino, por sus experiencias anteriores en síndromes respiratorios agudos severos (SARS) son los que más rápidamente han hecho frente a la pandemia.

Creo que nuestros conciudadanos ya saben que no hay que arriesgarse porque «la vacuna lo resolverá todo». El ejemplo que está dando a su 'pueblo' un prominente y rubio líder mundial ha causado bochorno a sus científicos y médicos. De hecho, revistas de altísimo prestigio científico se están pronunciando en su contra, lo que es inaudito en los científicos, a quienes les interesan muy poco cuestiones puertas afuera de sus laboratorios. Está siendo realmente desafortunado para la sociedad que esta pandemia haya caído en manos que no sean realmente expertas en enfermedades infecciosas. Tenemos prestigiosísimos médicos con formación acreditada, que han salvado muchas vidas aquí y en países subdesarrollados. Remontándonos en nuestra historia, Jaime Ferrán creó en 1885 la vacunación contra el cólera. Ya entonces hubo sus controversias y 'saraos' políticos, a pesar de su efectividad. Hay que añadir que nuestro gran histólogo Santiago Ramón y Cajal chocó con Ferrán, porque demostró que los vibriones (bacterias) coléricos muertos por calor en estufa, eran igualmente inmunogénicos, y menos peligrosos que los vivos que usaba Ferrán. Pero fue de éste de quien partió la idea de la vacunación. Tristemente, nuestros dos grandes genios no recibieron reconocimiento universal porque solamente lo publicaron en español. Como nos pasó con Cuba alrededor de los mismos años, un año más tarde de la publicación de Cajal en español, dos americanos, Salomón y Smith, se apropiaron el galardón. Una significativa diferencia en la era de la biología molecular en la que vivimoses que los antígenos de la C-19 son vectores moleculares a partir del virus, en comparación con las históricas, como la de la viruela, que era el virus completo atenuado en las ubres de las vacas

Desde luego, usemos la prevención, que está lo suficientemente divulgada, pero no sólo para el virus, sino en todos los regímenes de vida sanos para tener las defensas en su mejor forma. Aquellos que puedan disfrutar del aire libre del mar, montaña o campo, pueden releer La montaña mágica, de Thomas Mann, para recordar que la tuberculosis se trataba entonces así.