Con la misma estrategia comercial que se impuso hace años en pequeñas y grandes superficies de ofrecer dos productos por el precio de uno han debido de ser concebidos por el gobierno local de Murcia los presupuestos municipales de este año que, a estas alturas del ejercicio ya han nacido muertos y entrarán en vigor prácticamente al filo de expirar. Aún deben exponerse un mes al público para la presentación de alegaciones, por lo que su vigencia no comenzará hasta diciembre si todo sale bien.

Si a algún ciudadano de bien le da por hacer alguna propuesta de enmienda, los plazos se pueden alargar y el municipio acabará en el 2020 sin unas cuentas que llevarse a la boca. Los populares y Cs no pueden echarle la culpa al coronavirus de tan tamaña paradoja e incumplimiento de la legislación, que establece que los presupuestos deben estar listos y en vigor antes de que comience el año de su vigencia. Por el contrario, parece que es más una cuestión de haraganería o pereza política, una forma de funcionar que ya se vio en el 2019, cuanto las cuentas fueron aprobadas en pleno el 31 de octubre y su entrada en vigor se produjo el 4 de noviembre cuando ya los ciudadanos estaban pensando en la Navidad.

Con estos presupuestos de 2020 va a pasar lo mismo y la única explicación de su utilidad hay que buscarla en que estas cuentas serán las que estén vigentes en el 2021, un ejercicio con el que el Gobierno local aún no se ha puesto para establecer el libro de gastos e ingresos y que tendrá en la prórroga de los presupuestos de este año su tabla de salvación. Un bote salvavidas que, sin embargo, ha condenado paradójicamente al ahogamiento a distintos aspectos de la gestión municipal.

La más llamativa es la falta de ayudas y subvenciones para las asociaciones y colectivos culturales, educativos, sociales y festeros que trabajan en las pedanías y que han pasado en blanco este 2020 debido a que el Gobierno local no ha abierto la convocatoria de reparto de los miles de euros que componen esa partida. Un drama para las agrupaciones que tienen unos gastos fijos y un personal al que atender y que han tenido que tirar de imaginación para poder subsistir.

Poco le ha importando al PP y a Cs, cuyos alcaldes pedáneos también están cabreados sufriendo las hemorroides en silencio, que decía el anuncio televisivo, que estas asociaciones y colectivos mantengan vivas la cultura y tradiciones de los pueblos y den servicio a muchas personas que de otra manera no serían atendidas por el Ayuntamiento. Un consistorio que, por contra, sí ha tenido la consideración de subvencionar a las agrupaciones que en la capital desfilan y festejan el costumbrismo murciano. Sardineros, peñas huertanas, cofradías y moros cristianos, entre otros, pese al recorte efectuado de fondos se han embolsado más de 200.000 euros pese a que por la covid no han tenido apenas actividad.

El doble rasero no es la primera vez que se aplica. Tampoco en 2019 pudieron ciertos colectivos de pedanías acceder a fondos públicos por la tardanza en constituirse las juntas vecinales tras las elecciones municipales y autonómicas, dando la sensación de estar ante una Administración local agotada y caduca, como los presupuestos que acaba de aprobar. Por nadie pase.

YO QUIERO SER GERANIO

El pleno en el que se debatieron los presupuestos municipales para 2020 dio para poco, aunque hubo detalles interesantes. Por primera vez se pudo apreciar que existe un distanciamiento de Vox con el PP, ya que la formación que lidera Abascal votó en contra de las cuentas quizá cabreados por la actitud de los populares frente a la moción de censura nacional. También se pudo apreciar el ingenio del portavoz de Podemos, Ginés Ruiz, que en su tono habitual de mesura, le espetó al Gobierno local que «en este municipio, si uno quiere que le cuiden es mejor ser geranio que persona mayor» dando lugar al hashtag #YoQuieroSerGeranio. El argumento que utilizó fue incontestable. El Ayuntamiento se gasta al año doce millones en parques y jardines y dos millones en mayores y discapacitados.