Que Polonia está muy cerca de ser un Estado totalitario, aunque pertenezca a la Unión Europea, es de todos conocido. Que la Unión Europea tiene un grave problema con Polonia es bien sabido Y que Polonia ha encontrado en España una muleta en la que apoyarse para justificar sus excesos en su intento de cercenar la auténtica democracia en su país también es verdad. Y esa muleta no es otra que la propuesta del Gobierno de España de reformar el Consejo General del Poder Judicial, teniendo en cuenta que ese intento por cambiar las mayorías ha llegado unos días después de que la Comisión Europea advirtiera a España de la necesidad de proceder con urgencia a la renovación del CGPJ, a más de recordar, en ese mismo informe, la necesidad de que los ciudadanos perciban como independientes a los órganos judiciales.

Y esto sí que es preocupante, y mucho, porque si España siempre ha salido bien parada en los informes que la Comunidad Europea hace periódicamente sobre la situación del Estado de Derecho en todos los países que forman parte de ella, este toque de atención a nuestro país debería de alertar al Gobierno sobre si, en la cuestión de la Justicia todo se está haciendo bien. Pregunta dirigida también al líder de la oposición, el señor Casado, que está actuando de manera irresponsable en la no elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, lo que está provocando que, por primera vez, el Estado de Derecho en España esté siendo cuestionado en la UE. Cuestionamiento en el que ha tenido mucho que ver Pablo Casado, que ya se ha encargado de celebrar alguna que otra reunión telemática con sus colegas populares europeos para contarles no sé qué de imposibilidad de acuerdo con el Gobierno de España, sobre la administración de la Justicia, y de paso poner en peligro la ayuda contra la pandemia a nuestro país. Algo muy grave que debería hacer reflexionar a Casado, un líder demasiado confuso en los últimos tiempos.

Aunque se aparente no darle importancia, el proyecto de renovación del CGPJ, que ha propuesto nuestro Gobierno de coalición, suena tan mal en Europa que el asunto ha provocado que, desde el ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia se exija a la Comisión Europea que tome las mismas medidas contra el Ejecutivo español que, contra el polaco, que en la actualidad tiene activado el artículo 7 de los Tratados (que tiene por objeto garantizar que todos los países de la UE respeten los valores comunes de la Unión, incluido el Estado de Derecho), porque el Gobierno ultranacionalista y ultraderechista polaco ha encontrado en la reforma del sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial planteado por el PSOE y Unidas Podemos un argumento para defender la suya ante las autoridades comunitarias, reclamando igualdad de trato.

Con todos mis respetos para Polonia, España no es Polonia, y no puede actuar como están actuando ellos en lo que se refiere a las libertades, el respeto a la Justicia y la separación de poderes. España no puede saltarse a la torera las normas de la UE, y menos en una cuestión tan sensible como la Justicia.

Que las últimas decisiones sobre el funcionamiento de la Justicia en España haya dado fuerzas a un Gobierno como el polaco para mostrar su extrañeza por la doble vara de medir, que según ellos, está utilizando la Unión Europea, debería de hacer reflexionar al Gobierno, que debe evitar caer en la trampa del no respeto a las normas de la UE, con lo que esto tiene de peligro para la imagen de nuestro país.

Por cierto, que un organismo como el CGPJ, que se encuentra en funciones, continúe acordando nombramientos de jueces del Supremo me parece de todo menos normal, pero es que, últimamente, pocas cosas parecen normales.