Llevaban tiempo pidiendo al Ministerio de Fomento, y concretamente al secretario de Estado de Movilidad y Transportes, Pedro Saura, una visita a las obras del soterramiento en la capital de la Región. Finalmente este paseíllo se produjo el martes pasado con una buena representación de los populares, de Cs y del PSOE. Hasta hubo algún que otro concejal que se emocionó al ver ya las vías del tren bajo tierra.

Al borde de las lágrimas, recordaron la lucha de los vecinos y el compromiso que deben demostrar las administraciones con este proyecto, que si se hace bien, supondrá la gran transformación de la Murcia sureña y catapultará al futuro a una zona de la Región que ha estado soportando durante demasiado tiempo una gran cicatriz.

En ese compromiso de las administraciones con el proyecto del soterramiento se encuentra la Comunidad Autónoma que, a través de la Consejería de Fomento, ha cumplido su parte del convenio suscrito con el Ministerio y con el Ayuntamiento, y se ha puesto al día de los pagos. Ha desembolsado los últimos dineros del acuerdo hace menos de un mes con el pago de la última factura. En total, en dos ejercicios ha abonado 32,7 millones para la desaparición en superficie del ferrocarril y la conexión de la Región con la Alta Velocidad, correspondientes a la fase 0, 1 y 2. Además, tiene previsto para 2021 una aportación de 27,1 millones de las fases 1 y 2 y otros 3,2 millones de la fase 0.

También el Ayuntamiento ha reservado una partida en sus cuentas de este año de cerca de siete millones, ya que la Administración local debe poner el 8% del dinero mientras que la CARM tiene que abonar el 26% y el Ministerio de Fomento debe hacer frente al 66%, aunque la Administración del Estado no parece ser muy rigurosa con la planificación de las obras. O al menos esa es la queja de la Comunidad, que acusa a los de Madrid de provocar tensiones de tesorería, como sucedió con las entregas a cuenta del IVA, para luego acusar a la Administración regional de retrasarse en los pagos.

Sea como fuere, solventado el problema de la financiación, por ahora, se abren otros dos frentes. Por un lado, la continuidad de las obras de la segunda fase, entre Barriomar y Nonduermas, que están atascadas a la espera de un acuerdo final a suscribir entre Aguas de Murcia y Adif, el gestor de infraestructuras responsable del proyecto. Parece que está cerca el que se retomen las obras de esa nueva etapa, que durarán 15 meses a partir de que vuelvan los trabajos. Eso significa que hasta 2022 no habrán concluido (si no hay algún contratiempo).

Sin embargo, este no es el fleco que más le preocupa a los vecinos de la zona, que han puesto todas sus esperanzas en el proyecto que deberá ejecutarse a partir de que se soterren las vías para recuperar los 200.000 metros cuadrados que quedarán libres del ferrocarril. Ese es precisamente el frente que les tiene obsesionados. ¿Será capaz el Ayuntamiento de repensar esos espacios con la colaboración ciudadana para hacer una Murcia sostenible, amable y ecológica? La pregunta del millón aún no tiene respuesta. Lo que sí tienen claro los barrios del sur es que no aceptarán seis carriles (tres por sentido) para dar una salida al tráfico rodado hacia Ronda Sur. Esta idea ya les ha llegado y la rechazan de plano. No consentirán sustituir una cicatriz por otra. Y harán bien. Por nadie pase.