La Manga del Mar Menor, la lámina de tierra que separa el Mar Mediterráneo del Mar Menor, unidos por las golas, mantiene desde siempre viva su unidad. Pero el Mar Menor se conforma con una realidad propia por su poca profundidad y por su salinidad dada la insolación que recibe, un excepcional regalo para la Región, al igual que el Teatro Romano de Cartagena, la Ciudad Santa de Caravaca y La Manga, un paraíso entre dos mares, como se recoge en el libro.

Esta lámina de tierra, La Manga, fue convertida en un referente nacional al configurarse como un proyecto turístico, aprovechando todas las ventajas que le confiere dar a dos mares, un proyecto que se hizo realidad por el impulso, visión de futuro y el compromiso personal de don Tomás Maestre. Pero no lo tuvo fácil, la dependencia administrativa de dos Ayuntamientos, una accesibilidad muy complicada tanto en su acceso directo como a la Región, sin aeropuerto, sin autovía con Albacete, sin tren electrificado, sin la realización de la conexión por el norte, y una insuficiente promoción en el exterior para atraer el turismo extranjero, pero su esfuerzo y compromiso con esta tierra, conseguían hacer de La Manga un referente turístico.

Junto a la entrevista que con motivo de la publicación de mi libro Las desigualdades regionales. El Arco Mediterráneo español, editado por la UCAM, me hacía el diario LA OPINIÓN el pasado día 15, en un aparte añadía: «Poco eco de las películas de Manolo Escobar y Julio Iglesias en La Manga, cuando la realidad es que estas fueron un total éxito de publico, y don Tomás Maestre fue para La Manga y la Región en el turismo su principal impulsor».

En la página 544 del libro se recoge la necesidad de eliminar los condicionantes que frenaron el desarrollo de La Manga y toda su área de influencia: la solución a la actual situación municipal de La Manga del Mar Menor, un tesoro que hay que poner en valor, a establecer, dependiente de los Ayuntamientos de Cartagena y San Javier, creando una única Administración, bajo la tutela de la Administración regional, con competencias plenas para desarrollar una política pactada y unitaria en el desarrollo urbano y promocional de la misma, y de no ser así a su transformación con su entorno en municipio. A la vez que realizar la conexión norte a la AP-7 para eliminar los riesgos que su situación de fondo de saco conlleva, a la vez que para facilitar su desarrollo turístico conforme a los nuevos estándares que se demandan, así como repoblar con urgencia toda la sierra minera de manera con especies autóctonas para evitar que en las grandes tormentas los arrastres lleguen al Mar Menor.

Igualmente, en las páginas 384 y siguientes, se analiza la realidad turística de la Región y su comparación con la media nacional, en turistas nacionales y extranjeros, y en plazas hoteleras y pernoctaciones, evidenciando la necesidad, como se recoge en página 545, de poner los recursos necesarios para la puesta en marcha un Plan de promoción de la Región en las principales capitales europeas, que recoja su realidad y oportunidad inversora, desde el clima a su situación en el Mediterráneo.

De lugares únicos como La Manga, un paraíso entre dos mares, el Mar Menor, o las cristalinas aguas del Mediterráneo en Águilas y Mazarrón, el Teatro Romano de Cartagena, o la Ciudad Santa de Caravaca. Del turismo de sol y playa, los deportes náuticos, los veintiún campos de golf y su oferta de alojamientos y resort, viviendas y apartamentos, el turismo religioso, el cultural, el submarinismo, el de salud y el deportivo.