Hace unos días moría Ruth Joan Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que destacó de manera especial por su trabajo en la lucha por la igualdad legal de género, habiendo fundado, en 1972, la sección de derechos de la mujer en la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles. Una mujer de una enorme popularidad no solo en su país, al ser percibida como un símbolo de la justicia social.

Leyendo algunos datos biográficos de esta juez, que es considerada un símbolo de la mujer americana, me viene a la mente otra juez, Ascensión Martín Sánchez, esta de nuestra tierra, magistrada de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, que fue designada nueva portavoz de Juezas y Jueces para la Democracia, una asociación profesional de jueces españoles que goza de gran predicamento por su carácter progresista, y que ahora ha venido a corroborar ese progresismo eligiendo a una mujer, no residente en Madrid, como su cara visible, al convertirla en portavoz nacional de dicha asociación.

He de confesarles, que me alegra de que una mujer haya sido la elegida para ser la cara de una asociación tan respetada como Jueces para la Democracia. Y que me hace especialmente feliz que esta elección haya recaído en una mujer madura, de larga trayectoria jurídica (ha prestado servicios como magistrada en Caravaca de la Cruz, Totana, Lorca, Cieza, Almería, Alicante y Murcia, donde lleva quince años como Jueza de Menores, y quince en la Sala de la Contencioso Administrativo de Murcia), y que de todo su desempeño profesional destaca, como lo más importante para ella, su estancia en Centro y Latinoamérica, participando en el área de internacional del Consejo General del Poder Judicial, como Juez de Menores Especialista, para la aplicación de la Convención de Derechos del Niño, y la formación de jueces, en distintos países de aquel continente, como Honduras, Guatemala, Costa Rica, Colombia, México, Panamá y Paraguay.

Justo nombramiento de una mujer de larga trayectoria profesional que sabe mucho de tener que conciliar vida familiar y profesional, que no le ha impedido desarrollar esta última, como ponen de relieve sus más de treinta años de experiencia asociativa que le han permitido adquirir la capacidad de oír, consensuar, y negociar cuando el interés público está en juego porque, por encima de todo, Ascensión Martín entiende la Justicia como un servicio a la sociedad. Quizás por ello, declara, no concibe su vida profesional sin su pertenencia a JJpD, como una forma de entender la Justicia.

Entender la Justicia como un servicio público desde ese puesto para el que ha sido elegida por jueces y juezas más jóvenes que ella (Ascensión luce unos esplendido 68 años) que han creído en su capacidad profesional, en su inteligencia para el diálogo y el consenso, en su entusiasmo por lo que hace, que ahora es también luchar por la igualdad hombre-mujer en su colectivo profesional ya que, según datos del CGPJ, solo el 16% de las presidencias de las Audiencias Provinciales recaen en mujeres; y el 18% de las salas de los Tribunales Superiores de Justicia, porque solo son juezas un 38% y 14% de los magistrados de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo, respectivamente, estando prácticamente ausentes del Poder Judicial: solo son mujeres dos de los doce componentes del pleno del Tribunal Constitucional. Al parecer, la equiparidad hombre-mujer también se produce muy lentamente en este ámbito: «Han transcurrido más de diez años desde la aprobación de La Ley de Igualdad y, sin embargo, esta norma no ha tenido una aplicación efectiva en el Poder Judicial. Especialmente, en materia de nombramientos de cargos discrecionales». Una reivindicación de Juezas y Jueces para la Democracia que, estoy segura, la nueva portavoz hace suya.