arecía difícil que pudiera ocurrir tras siete meses de pandemia y, sin embargo, ha ocurrido. La nueva ola de contagios ha pillado al Gobierno regional con los deberes sin hacer en la tarea que el propio consejero de Salud calificó de «clave en la lucha contra la pandemia»: la disponibilidad de rastreadores suficientes para reforzar la capacidad de identificación, diagnóstico y seguimiento de contactos estrechos, asegurando la trazabilidad y control de nuevos brotes, tal y como recomendaban reiteradamente los informes del ministerio de Sanidad para el avance de la región en las distintas fases de desescalada.

«Habrá 43 personas preparadas para cuando llegue el punto álgido en otoño», afirmaba la responsable del Servicio de Epidemiología de la consejería de Salud en una entrevista en un medio público de comunicación en el mes de julio, sin tener en cuenta el avance exponencial de la pandemia ya desde los meses de verano.

La consejería habla de 265 rastreadores disponibles. Sin embargo, 170 son personal de Atención Primaria (dos profesionales sanitarios por cada uno de los 85 centros de salud existentes), cuya labor de 'rastreo' no es exactamente tal, dedicándose al 'seguimiento telefónico de casos y contactos', según las líneas de actuación marcadas por la consejería de Salud, pero no a la trazabilidad de cadenas de contagio. De los 95 restantes, dependientes del Servicio de Epidemiología, solo setenta se dedican a tiempo completo a la tarea de rastreo que junto a los sesenta efectivos militares que se incorporarán al completo al final de septiembre, representan el grupo con dedicación exclusiva para dichas funciones.

Aun así, el número queda lejos de los estándares recomendados por los organismos internacionales que sitúan las necesidades de rastreadores según los casos, entre 18 y 30 por cada 100.000 habitantes, lo que viene a suponer entre 270 y 450 rastreadores necesarios para la Región de Murcia.

El incremento constante de la Incidencia Acumulada (IA) en los últimos 14 días (ya supera casi un 120% a la de los primeros días del mes de septiembre), pone de manifiesto la insuficiencia de los recursos destinados a la tarea de rastreo. La pandemia va más deprisa que la planificación y la iniciativa del Gobierno regional que no debería excusarse en la apelación a la 'disciplina social' y sí debería procurar los recursos necesarios para revertir la saturación de la Atención Primaria antes de que sea demasiado tarde.