El Tío Juan Rita se reía mucho. Su imagen estaba asociada a su risa. Carcajada. Gesto de alegría. El Tío Juan Rita era la mismísima expresión del Entusiasmo, con mayúscula. Y con el donaire natural de nuestra tierra generosa esa idea brillaba en él. En todos nosotros. Por eso cientos se hacían fotos a su lado. No eran sus cien años. Eran sus cien años de entusiasmo. Es la fuente de energía más fuerte que hay, y no es esto un tópico. Carlitos Palazón derrochó entusiasmo en el Campo de Los Arcos de Orihuela la noche del miércoles, en el primer partido del Real Murcia tras seis meses de coronavirus. El fútbol es una disciplina más en la que mostrar entusiasmo. En la que generar esa energía limpia que mueve las cosas y que nos da vida y que puede contagiarse mucho más rápido que cualquier virus. El otro día el mítico publicista Toni Segarra, perico militante, con un descenso a Segunda de los que pesan a su espalda, nos dijo que la creatividad, su fuente de vida literal, nace del entusiasmo, y hablaba de la creatividad en la cocina. Podemos decir que la cocina es como el fútbol rozando la filosofía de Jesulín de Ubrique, y lo es. La vida es como un toro.

El entusiasmo, cuando se percibe, se contagia. Se interpreta. Se asume y se disfruta. Inspira. Nos mueve a movernos. Y pasa una y otra vez sin fecha de caducidad. El entusiasmo no caduca, nos lega Juan Rita. Y ahí está el zagal, Carlitos Palazón, recogiendo lo que miles de murcianistas llevan dentro de su alma, una ilusión por ver a su equipo que es la misma que otros miles comparten en Cartagena al ver a su equipo en Segunda División o la que siente un comensal cuando le sirven la última creación del chef. No creo que nadie sea capaz de gestionar el entusiasmo. Por eso brota en todas partes, en el fútbol, en los fogones, en el arte. Y sí, en la calle. Carlitos Palazón podría mostrar esa forma de jugar al fútbol en un campo de tierra sin cámaras ni aficionados entregados. Pero si lo muestra con la camiseta y ante miles de personas que entienden eso, gana lo intangible y se multiplica, y se fortalece. No es lo mismo jugar en el Murcia que en el Mirandés. Y que nadie vea desprecio en esta afirmación indiscutible.

Acho, qué cursi. Bueno? Ser capaz de disfrutar con dos jugadas de Carlos Palazón en Los Arcos, o con una gabardina en Luis de Rosario, eso es un logro que no valen trece champions. Amigo lector de columnas de domingo, qué cosa si no el entusiasmo ha llevado a que Sabrina Salerno salga a abrazar a los genios que han creado un equipo de fútbol siete llamado Societá Sportiva Sabrina Salerno y media España nos hayamos alegrado como cuando dos famosos que no se conocen coinciden y se hablan como si se conocieran de toda la vida. El Tío Juan Rita nos hacía trovos para despistarnos. El Tío Juan Rita nos ha regalado una certidumbre: Hay entusiasmo a los 108 años. En dos jugadas de Carlitos Palazón. En los platos de Pablo González y en las cañas de después de los partidos de la SS Sabrina Salerno. No dejen que pase el domingo sin descubrir unos ejemplos de entusiasmo que hayan disfrutado esta semana. Vale.