La Fiscalía rechaza las investigaciones sobre el Gobierno. Pide al Supremo el archivo de cualquier querella sobre la negligente gestión del Covid y sostiene que no es su misión indagar en la caja B de Podemos. Todos los que creemos firmemente en el sectarismo de Dolores Delgado sospechábamos que en cualquier momento iba a admitir abiertamente la descarada impunidad del Gobierno para el Ministerio Público, que no ha perdido la oportunidad de salir en su defensa y en tromba. Por ahora la conclusión es que solo se puede investigar al Partido Popular que, por otro lado, lleva en sus pesadas alforjas un mecanismo desintegrador que se activa en cualquier instante.

Casado, actual aspirante a desintegrarse, ha recalcado que él ya lo había advertido, que Delgado tenía como principal objetivo blindar al Gobierno que la nombró. Qué sagacidad la suya. No hay mayor argumento de peso para explicar la adhesión inquebrantable del Ministerio Público al Gobierno que su dependencia de él. El resto del argumentario habría que ahorrárselo.

Por ejemplo, cuando sostiene que es un eximente el hecho de que varios ministros acudieran a las manifestaciones masivas del 8-M no pudiendo prever el escenario que finalmente se produjo. Los efectos de la pandemia se conocían y las advertencias de la OMS, también. Si lo hicieron con fines obtusamente partidistas, malo. Si acudieron a ellas desafiando el peligro y poniendo en riesgo a la población por simple ignorancia, todavía peor. El desconocimiento temerario, creo, no exime de responsabilidad. Sánchez probablemente ni quiera ni pueda nacionalizar lo que su socio podemita estaría dispuesto, pero sí lo veo decidido a confiscar la responsabilidad política de manera que para el Gobierno tenga un precio y otro muy distinto para el resto. Aquello que tanto temía Churchill de Attlee. Un día coincidiendo en los baños de los Comunes, el primer ministro laborista bromeó con la distancia que Churchill guardaba para orinar y éste respondió: «Cada vez que ves algo grande lo quieres nacionalizar».