Los casos de corrupción en el Partido Popular son como aquellos «pequeños hilitos con aspecto de plastilina» que decía Rajoy en relación a las pérdidas de crudo del Prestige y que terminaron siendo la peor marea negra de la historia de nuestro país. Sus dirigentes tratan de quitarles importancia pero terminan siendo un escándalo mayor que el anterior. Así, el caso Kitchen viene a ahondar el escándalo del caso Gürtel, poniendo de manifiesto que no solo había una trama corrupta organizada en el PP (es el único partido condenado por corrupción), sino que utilizaron los recursos del Estado, el dinero público de todos/as para mantener a salvo dicha trama mediante la extorsión y el chantaje.

Ahora Casado, ante lo que se le viene encima, además de poner en marcha el ventilador para situar el foco de atención en otros, saca a relucir el argumento de la presunción de inocencia hasta que un juez diga lo contrario, poniendo como ejemplo a nuestro expresidente Pedro Antonio Sánchez, víctima de lo que él llama 'condenas de telediario', obviando, además, que él mismo utiliza esa estrategia de juicio paralelo y mediático continuamente y sin ninguna mesura, más bien al contrario.

Mal ejemplo, sin duda. Casado olvida (o no le da importancia, que es peor) que PAS fue absuelto del caso Pasarela porque la jueza encargada agotó el periodo de instrucción (reducido a seis meses por el Gobierno de Rajoy) sin haber llamado a nadie a declarar y sin haber realizado prácticamente ninguna diligencia, y además la fiscalía solicitó fuera de plazo la ampliación de dicho periodo. Pero, por si fuera poco, PAS sigue imputado en diversas causas, la más importante, quizás, el caso Auditorio, pendiente de señalamiento para la celebración de juicio oral, cuestión que le fue comunicada por la jueza de instrucción tras una segunda citación y apercibimiento de detención, y en el que se le pide cuatro años de prisión y diecinueve de inhabilitación.

Si PAS es el ejemplo de Casado para minimizar mediáticamente los efectos de los casos de corrupción que acechan al Partido Popular, mal lo tiene que tener. Un expresidente que se agarró hasta lo indecible al sillón para no dimitir, contradiciendo sus propias declaraciones e incumpliendo la Ley de Transparencia de la Región de Murcia y que, como el Emérito, puso tierra de por medio huyendo a Miami para ver los toros desde la barrera.