Soy tonto, crédulo, cándido, confiado o lo que ustedes crean. Pensaba yo que a primero de septiembre, inicio habitual del horario de invierno de los autobuses de Lat, se volvería a la normalidad en los horarios y frecuencias que sufrimos desde octubre de 2012.

Pero no. Todo sigue igual en materia de transportes en las concesiones MUR-092 y MUR-093 que, 'teóricamente' dan servicio a varios términos municipales, entre ellos al de Murcia.

La reducción de servicios y horarios tras el 14 de marzo de 2020 y el Real Decreto que declaraba el Estado de Alarma puede considerarse lógica. Nada ni nadie estaba preparado para lo que se nos vino encima. Ahora bien, después de la retahíla de Reales Decretos y Órdenes Ministeriales, vinieron las Órdenes Autonómicas que sí tienen aspectos muy criticables, entre los que merece la pena destacar que sea la empresa la que decida la bajada del número de usuarios, es decir, que sobre el número de usuarios no sean tenidos en cuenta otros criterios además de los empresariales.

La hoja de ruta para la 'nueva normalidad de mayo del ministerio de Sanidad indicaba los tantos por ciento de los servicios para cada una de las fases de desescalada por las que tendrían que pasar todas las Comunidades. Ya en la fase cero se recuerda el incremento progresivo de frecuencias en el transporte público, especialmente en hora punta, así como la preparación de planes de movilidad reforzada, incluyendo gestión de la demanda y especial atención a la habilitación de espacios para personas con discapacidad.

Pero, en nuestra Comunidad, ni caso a esta hoja de ruta en lo referido al transporte público. Aquí el plan para reanudar el servicio irá siempre por detrás de las fases sanitarias. Lo demás servicios (comercios, cines, bares y restaurantes, etc.) han estado acorde, pero el transporte no. Es la consigna repetida en varias ocasiones por el consejero de Fomento e Infraestructuras y por la directora general de Movilidad y Litoral.

Supongo que recuerdan la noticia de la línea 26a, autobús de El Palmar, abarrotado por la escasez de servicios el 10 de mayo pasado. Cabe recordar que los servicios de esta línea eran por esa fecha de ocho los días laborables, con frecuencias que iban de 45, 60, 315, 30, 75, 300 y 115 minutos. Toda una pena de servicio para una de las líneas con más viajeros y la que une la mayor pedanía y el mayor hospital de la Región con la capital; y solo dos servicios los sábados y domingos. Y, claro, el 12 de mayo, un día después de publicado el incidente en la prensa hay una rectificación: aumentan los servicios. Pero no crean, de las 157 expediciones antes de octubre de 2012 se pasó a 123. A día de hoy circulan solo cien expediciones.

Es curioso que 'nadie' se diera cuenta. La empresa, Latbus, sí que estaba al tanto desde el principio, pues, cuando la CARM dictó unos servicios mínimos, no tardó mucho en quejarse de que, debido a los pocos viajeros que iban en sus líneas, había que establecer unos nuevos servicios todavía más mínimos. La empresa quería acogerse cuanto antes a los ERTE. Vean ustedes: el 16 de marzo se publica una orden de la consejería de Fomento por la que se establece una reducción general de 60% en el número de expediciones en sus concesiones, pero el 20 la consejería constata, vía empresa, y no por sus medios de inspección, que, en buena medida, la disminución de viajeros era muy superior a las previsiones realizadas y por ello había que modificar la orden anterior para, de forma individualizada, aumentar la reducción de expediciones. Eso es rapidez.

Y el Ayuntamiento de Murcia, ¿qué hacía a todo esto?

En los peores momentos las frecuencias variaban entre los 26 y 60 minutos, frecuencia esta habitual en la línea 12 de la Ermita del Rosario, y la frecuencia de 17 y 60 minutos, la más usual. Hubo líneas que ni se tocaron y, además, la reducción habitual en los sábados y festivos se mantuvo.

Tampoco podía hacer otra cosa, habida cuenta que casi todos sus autobuses son pequeños y si a eso se le añade la reducción de aforo, pues no había otra que mantener el servicio tal cual e incluso se cambiaron autobuses por otros de mayor tamaño.

Pero desde el 14 de mayo 'los coloraos' volvieron a circular con normalidad. Los de la ciudad, como siempre, ciudadanos de primera; los de pedanías, ni de segunda.

El tranvía se portó como es habitual en esa concesión, prestando su servicio acorde a las circunstancias. Hay que recordar que al celebrarse la EBAU se pusieron en servicio todas las unidades, e incluso las de reserva, para facilitar con seguridad el acceso al campus.

Y como otra muestra del interés de nuestra autoridad regional en esos días, el 39, que va a la universidad, no funcionó, y el 21 (Ceutí-Murcia) fue incapaz de prestar el servicio adecuado con dos salidas antes de las 9 de la mañana (07:28 y 08:58). Todos los estudiantes de pedanías y de algunos barrios de Murcia necesitan del servicio de la línea 39, que con el bono el trasbordo les resulta gratuito.

Como las protestas de los políticos de la oposición, el comité de empresa y los usuarios subían de nivel, el propio Ayuntamiento se quejó a la Comunidad por el mal servicio dado a los vecinos de pedanías.

El señor Díez de Revenga, fiel a sus principios de no mejorar en nada sus servicios al ciudadano, hace caso a medias, pues 'oyendo' la petición del otro tiempo titular de la misma consejería y hoy alcalde, Ballesta, repone los servicios al 100% en las seis líneas con las que tiene firmado un convenio. Las demás líneas no importan, las demás pedanías tampoco. Y el alcalde tan tranquilo, con la satisfacción del deber cumplido.

Con esta decisión, una vez más se ve claramente que lo social no importa. No importa que la línea 30 necesite ya un aumento de la frecuencia habida cuenta que el aforo máximo en los autobuses es del 50%. No importa que la línea 1e que conecta con los centros comerciales del Norte no funcione sábados y festivos con apertura de comercios, lo que permitiría su acceso con esta línea que es gratuita gracias el bono que da derecho al trasbordo, puesto que con el tranvía hay que pagar. No importa.

Y a día de hoy, si las expediciones están reducidas al 50 % en días laborables, pues importa más tener a los trabajadores en un ERTE, los sábados y festivos se reducen drásticamente sobre la otra también drástica reducción de 2012.

¿Qué es lo que tenemos? Olvidándonos de las líneas universitarias y los 'búhos', entre las dos concesiones que nos afectan suman veinticinco líneas. De ellas, once no tienen servicio los sábados y las que lo tienen no cubren por entero algunas rutas y cabeceras. Y los festivos solo funcionan cinco líneas (El Palmar, Puente Tocinos, La Ñora-Alcantarilla, Los Garres-Cabezo de Torres y la de las playas del Mar Menor.

Lo que tenemos entre manos es serio. Grave.

Si no suben viajeros es por la falta de seguridad, por los horarios improcedentes y la falta de refuerzos a las horas punta, por los autobuses por encima de las medidas adoptadas, por la higiene. Si la mesa y sillas de un bar se limpian después de cada uso, me pregunto qué pasa con los asientos de los autobuses.

Ante esto, las Administraciones son las que tienen que dar el primer paso y no los usuarios, que tienen que jugársela al tener que subir a un autobús para ir al trabajo. Incluso el Comité de Empresa de Lat ha dado a conocer movilizaciones y posibles paros si la consejería de Fomento no restablece los servicios concesionales ante la ausencia de restricciones de movilidad para poder garantizar un servicio adecuado y en condiciones de seguridad, tanto para los viajeros como para el propio personal de la empresa.

Con las limitaciones de aforos en el transporte (al 50%) y en los servicios (otro 50%) se aprecia que los viajeros se la juegan ante una acción tan simple como necesaria.

Mi esposa ha dejado de usar el autobús para ir al trabajo. Lo intentó dos días, pero venía asustada de la situación de agobio a las horas punta; mi hija lo usó en tres ocasiones a distintas horas y lo dejó por aglomeraciones puntuales y la falta de higiene; mi hijo ya lo perdí para 'la causa' durante los interminables viajes al Campus de Espinardo.

Termino con estos párrafos del comunicado de prensa de los representantes de los trabajadores de Lat: «El derecho de movilidad de los ciudadanos no puede ser limitado por razones empresariales, ajenas al interés general. Limitaciones que únicamente consiguen degradar un servicio esencial para sectores de población que lo necesitan a diario, incluido los fines de semana, y que suponen una discriminación a personas dependientes o aquellas que realizan tareas no remuneradas del cuidado de otros y de atención a la familia, indispensables para el buen funcionamiento de las sociedades y que, en muchas ocasiones, no disponen de otro medio de transporte. Esperamos que las autoridades competentes sean conscientes de las repercusiones y del perjuicio que estas restricciones están produciendo, a todos los niveles, y rectifiquen».

Otra cosa es que por la mala gestión del Gobierno regional, su falta de previsión y gestión de medios, más el mal comportamiento de parte de la población nos hagan confinarnos a todos otra vez.