Como agosto es un mes inhábil, salvo este año durante veinte días, y además es un mes tonto, como diría mi amigo Borjita, pues te pasas el año preparándolo y cuando llega estás deseando que acabe. Pues eso, en este mes pasado, con la tontuna propia y ajena, te da por pensar y plantearte cuestiones, que a lo largo del año y a pesar del confinamiento, no te ha dado tiempo. Unas he sabido responderlas; otras, no. Entre las contestadas, se encuentran tres.

Primera, que es más importante salir en la foto que resolver en la sombra los problemas que se planteen.

Dos, que si estás arriba lo mejor es decir que todo va bien y nunca describir la realidad, no sea que te cueste el puesto.

Y tres, que puedes prometer lo que quieras, pues aunque no lo cumplas, no pasa nada.

Pero hay otras incógnitas que sigo sin encontrarles respuesta. Si les parece se las planteo, por si ustedes las saben:

Primera incógnita, internacional: ¿Al final quién es el presidente de Venezuela, Maduro o Guaidó, y quién es al que reconoce España? ¿Cuál de las múltiples versiones de Ábalos es la verdadera sobre la visita de Deley Rodríguez al aeropuerto madrileño?

Segunda incógnita, también internacional: ¿Qué enfermedad tenía Benedicto XVI para que tras la decisión del Espíritu Santo renunciara al Papado y siete años y medio después, gracias a Dios, sigue vivo? ¿O fue otra la razón de su renuncia, que no sabemos?

Tercera incógnita, nacional: ¿La claridad y trasparencia que esperamos los españoles, es la misma que se ha usado para comunicar de manera rápida y veloz el paradero de Juan Carlos I? ¿Será tratado judicialmente o estará todo prescrito y arregladas sus cuentas con Hacienda? ¿Nos costó a los españoles (los mismos a los que ni mencionó en su carta de despedida) tanto dinero como con Corinna Larsen otras relaciones amorosas, como por quedarnos solo en nuestra tierra, la mantenida con María García el llamado por ambos, Juan Mar? ¿Cuál ha sido la razón de las confesiones a Villarejo de la empresaria alemana: miedo, despecho, revancha, amor aunque sea a la buena vida?

Cuarta incógnita, también nacional (creo): ¿Por qué Torra sigue mandando a pesar de estar inhabilitado, puesto que aunque la condena no sea firme podría haberse ejecutado provisionalmente? ¿O quizás cree que el Tribunal Supremo lo va a absolver, después de haber confesado el delito? ¿Por qué Puigdemont sigue libremente paseándose por Europa, poniendo a parir a España? ¿Por qué el cabeza del clan y la madre superiora aún no han sido juzgados?

Quinta incógnita, nacional. Cuándo lleguen las vacunas, ¿nos venderán las defectuosas? ¿O las controlará el comité inexistente de expertos?

Sexta incógnita, nacional: ¿Entre los youtubers, los influencers, las clases no presenciales, y Sálvame, qué futuro nos espera?

Séptima incógnita, territorial: ¿Se aprobará el próximo miércoles en la Asamblea el Pacto de la Justicia para nuestra Región? ¿Hará caso el ministerio de Justicia, en su caso, a todas las reivindicaciones? Sí y no, respectivamente, me atrevo a pronosticar.

Octava incógnita, nacional. ¿La Justicia en este nuevo año judicial, será más trasparente, eficiente y rápida?

Novena incógnita, universal: ¿El hombre llegó a la luna? ¿La tierra es plana? ¿El coronavirus es mentira? Mi respuesta es no a las tres preguntas, pero no estoy seguro.

Décima y última, ésta muy personal: ¿Volverán mis orejas a su ser, cuando ya no se lleve mascarilla? ¿Dejará alguna vez de llevarse?

Si tiene las respuestas, enhorabuena, puede servir para todo, menos para un cargo de gestión pública.