Después de un verano atípico, en el que ha sido más difícil que nunca intentar desconectar de todo lo que está sucediendo durante este año, este inicio de curso se nos plantea lleno de incertidumbres. El virus que se ha instalado entre nosotros va a seguir condicionando, y mucho, nuestras vidas. En esta 'nueva normalidad' ya nada va a ser normal: la 'vuelta al cole' de niños y niñas que genera una tremenda inquietud no solo a madres y padres, sino a toda la sociedad, el regreso de todos aquellos y aquellas que puedan hacerlo, a sus puestos de trabajo, el ocio y las citas culturales, las actividades deportivas. Este regreso a la 'vida normal', que otros años se abría como la hoja de un nuevo cuaderno en blanco en el que comenzar nuestras tareas, se realiza con muchas dudas y una enorme incertidumbre instalada entre nosotras.

Durante estos primeros meses de pandemia hemos tenido que adaptarnos rápidamente a trabajar desde nuestros hogares. Para la mayoría de las mujeres, esto ha supuesto tener que conciliar su vida profesional con el cuidado de los menores a su cargo o de personas dependientes. Todo esto ha supuesto una carga más en las tareas que desde siempre hemos venido desempeñando. Porque a la hora de hacerse cargo de los cuidados las mujeres seguimos llevando todo ese peso. Por esta razón el inicio del curso escolar se mira con temor e incertidumbre. ¿Qué ocurriría si los colegios tuvieran que cerrarse de nuevo y los niños y niñas volvieran a recibir las clases desde casa? Es casi seguro que muchas mujeres tendrían que volver a desempeñar su labor profesional desde los hogares, tratando de compaginar su faceta profesional con su condición de madres. Porque, no nos engañemos, es sobre la mujer que recae la tarea de 'llevar' la casa y cuidar de los menores.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto de Covid-19 en el mercado del laboral revela que su impacto ha sido más grave entre las mujeres trabajadoras que entre los hombres. Más de la mitad de los puestos de trabajo que se han perdido en nuestro país con motivo del cese de actividades por causa de la pandemia estaban ocupados por mujeres. Además, aquellas que han continuado en el mercado laboral han tenido que hacer frente al aumento de las tareas en el hogar durante el confinamiento a la par que desempeñaban su labor profesional. Durante este tiempo se ha puesto de manifiesto que la conciliación de la vida familiar y la profesional es una asignatura que tenemos pendiente.

Pero lo que quizás resulte más alarmante es que este informe alerta también de que «los efectos desproporcionados (de la pandemia) en la mujer podrían provocar un retroceso con respecto a los avances en materia de igualdad de género logrados hasta ahora en el mercado laboral y exacerbar la disparidad al respecto».*

La crisis sanitaria actual puede provocar un retroceso en materia de igualdad, además de acentuar la pobreza y la desigualdad. Los movimientos feministas tenemos que estar ahora más unidos que nunca, dejar atrás lo que nos enfrenta y continuar avanzando hacia la igualdad.

Esta pequeña partícula infectiva que golpea a todos por igual, pero se ceba con los colectivos más vulnerables, generando incertidumbre, miedo y ansiedad, está dejando a la vista que nuestro modo de vida basado en la prisa, la acumulación de bienes, el individualismo y el consumo sin control, no es sostenible. Nada volverá a ser como antes, eso no va a ocurrir.

Por eso deberíamos considerar esta época incierta como una oportunidad en la que, con el esfuerzo de todos y todas, podemos avanzar como sociedad y generar otro modo de vida en el que las desigualdades no tengan ya cabida.