Despejar a banda. En eso consistió la puesta en escena del presidente Sánchez la semana pasada. Dejar en manos de las autonomías el peso de la pandemia es una irresponsable dejación de funciones y al mismo tiempo un acto de justicia poética dirigido a algunos presidentes autonómicos. A los que criticaron el estado de alarma les toca probar de este jarabe democrático y a Moncloa regocijarse en el marrón que se han quitado de encima. Mientras, el virus avanza y en la Región ya nos situamos en cifras que superan a las de la primera oleada. Todavía recuerdo esa imagen de López Miras como un tipo duro al que no le temblaba el pulso en confinar la costa ante la llegada de los madrileños.

Qué fácil era cuando el que jugaba el partido era el adversario. Lo curioso es que ahora que los madrileños se van sigue achacando la culpa de todo al Gobierno. Un diagnóstico que a nadie sorprende, pues todos los murcianos saben que lo del Mar Menor, el AVE, la financiación y el diluvio universal son culpa del Gobierno bolivariano.

Verdad es que en Moncloa hay cierto ánimo de revancha después de una temporada para olvidar. No obstante, poco tienen que presumir, mientras se comportan como infantiles, la vuelta al cole es un desastre organizativo que poco parece importarles a los ministros del ramo. Una, bien hallada tras su desaparición veraniega, y el otro, convaleciente pero indolente. Cabe recordar a Pedro Sánchez que muchos pulmones y estómagos dependen de él y que, si hay intervenir la negligente gestión de una Comunidad, debe hacerlo. En Madrid, Euskadi y Cataluña la cosa ya se está yendo de padre, pero las tres continúan decididas a anteponer la catástrofe a pedir las limosnas del Estado. Por suerte parece que Murcia se baja del carro de este club. En este partido Miras ya ha pedido los cambios. Los refuerzos militares vienen a demostrar lo que ya veníamos advirtiendo: que el número de rastreadores es insuficiente.

Bien es sabido que despejar a banda en fútbol es síntoma de que buscas perder tiempo hasta el pitido final porque vas ganando pero cuando lo haces a córner es porque tu defensa es un coladero ante la delantera del virus y eso es lo que le pasa a Miras, que se ve sobrepasado. Sánchez puede hacerlo a banda porque domina la posesión y el relato. Para los ciudadanos la portería -y las soluciones- no están ni en el córner ni en la banda, pero ellos continúan jugando temerariamente a la pandemia como si fuera su pachanga. Lo interesante vendrá cuando, después de que más de uno se haga el harakiri de pedir el estado de alarma, le toque a Sánchez jugar el partido de vuelta. Calienta Pedro, que sales.