En Las Santas, paraje de la Puebla de Don Fadrique, vi que acababan de reconstruir el cementerio y de levantar una aparatosa lápida en honor a Eufemio Sánchez Martínez. Me explicaron su historia: natural de la Puebla, en 1898 fue uno de los últimos de Filipinas. Las derrotas nunca son celebradas: de vuelta en España, retomó las labores del campo y murió anónimamente en 1939. En 2016 se estrenó la película Los últimos de Filipinas y aquella gesta de obstinación revivió en la memoria colectiva. En 2019, ochenta años después de su muerte, se celebró una ceremonia militar en su remozada tumba y se colocó una placa en la casa de Eufemio, quien por fin fue aclamado como un héroe.