Llevo un cerebro tatuado en mi brazo derecho, donde cuento una historia; mi historia.

Hace tiempo leía un poema sobre la demencia y hoy quiero compartir algunas de sus líneas:

El vacío me acoge en el seno maternal

Ahogando con sus latidos mi voz

El llanto asoma a mi boca sin darme cuenta

Por momentos mi vida parece tranquila

A ratos la ira se adueña de mí

Enloquece mis sentidos una y otra vez...

Hoy es el cumpleaños de mi madre, enferma de demencia frontotemporal desde hace varios años. No la recuerdo cuando estaba bien; vivo con lo indigno de una enfermedad que consume poco a poco. El sufrimiento, dolor, culpabilidad y no sé cuantas cosas más me han acompañado en esta pesadilla, de ahí el hecho de recordarme con un tatuaje lo duro de las enfermedades mentales, cómo destrozan a las familias y nos revientan por dentro. Quien lo ha pasado sabe de lo que hablo; para el resto será ciencia ficción.

He perdido gente en el camino por mis subidas y bajadas, he sido un puto caos y un desastre durante años sin tener el control de mi vida y me he hecho mucho daño por no asumir lo que estaba sucediendo, pero justo por estos días hace un año decidí que vivir era compatible con cuidar, y hoy puedo decir que poco a poco lo voy consiguiendo (todo un paso, créanme).

Estoy pasando unos días en casa con mis padres. La otra noche mientras la llevaba en la silla de ruedas a acostarla me dijo: «Sé que nunca he sido cariñosa contigo». Me quedé en silencio, pero decía una gran verdad; dolorosa, pero verdad. No vengo aquí a sacar mi dolor, todos tenemos letra pequeña, otra cosa es que se quiera profundizar en ella para ser libres y perdonar o prefieran seguir metiendo la mierda debajo de la alfombra y mirar para otro lado. Tengo claro hace tiempo lo que elegí.

La vida pasa, no se arrepientan. Veo sufrir a mi madre, una persona vital, creativa, con ganas de seguir, que de repente, nada más jubilarse, pierde la movilidad, comienza a tener paranoias, alucinaciones y agresividad. Disfrutar a sus nietos y vivir frente al mar se va a la mierda. ¿Qué más se necesita para entender de qué va esto de vivir?

Hace tiempo que se acabaron las celebraciones, las fotos y los días bonitos; nos conformaremos con una tarta y seguir en la batalla.

Feliz cumpleaños. Te quiero, mami.