Hoy cumpliría cien años Maureen O’Hara, La Reina del Technicolor, la pelirroja irlandesa que interpretó el beso más arrebatado junto a John Wayne bajo la lluvia del cementerio de Innisfree.

A los trece años me encantaba quedarme en casa a ver películas, llámenme rara, pero la calle la pisé tarde y mejor, porque después me ha costado volver a entrar. Desde muy joven películas como Érase una vez en Ámerica o El hombre tranquilo eran, entre otras muchas, imprescindibles.

De todas es El hombre tranquilo una de esas cintas que me sé de memoria y no me canso de ver. La O’Hara atrapa desde el primer plano en la que aparece paseando con su rebaño de ovejas, quedándose prendada, del buenorro de Thorton, personaje interpretado por John Wayne, del que será amiga íntima en la vida real y al que llevó del brazo bolinga una vez a su casa, según contaban en los pasillos de Hollywood. He estado leyendo sobre su vida y, si me caía bien, tras descubrir que su carácter y personalidad fuertes iban más allá de los papeles que interpretó, pues siempre en mi equipo.

Ríanse del movimiento MeToo, pero Maurren O’Hara se adelantó setenta años a este movimiento y por aquel entonces habló abiertamente del machismo, desvelando el acoso y los favores sexuales que se exigían en la industria. Una de sus frases al respecto fue: «No me arrojaría sobre el sillón de ningún casting; eso me costó papeles. No iba a hacerme la puta, esa no era yo».

Sordideces aparte, hoy quiero recordar su mejor papel en el cine desde mi humilde opinión y según ella misma. Quiero recordar a Mary Kate, esa irlandesa tozuda, loca de amor por el exboxeador John Thorton. Quiero recordar cada plano de la O’Hara, y su pelo de seda pelirrojo, mujer contenida y desbordante a la vez, complaciente cuando la doman pero indomable, sin duda un papelón que hipnotiza por su expresividad. Pero no quiero quedarme aquí, porque Hollywood, una vez más, llegó tarde para Maureen, ya que no será hasta 2014 cuando le otorguen un Oscar honorífico, y qué quieren que les diga, creo que Hollywood está en deuda con muchas estrellas como ella.

Desde aquí felicidades, señora O’Hara, y gracias por ese beso apasionado bajo la lluvia. ¿Quién no ha suspirado al verla, medias en mano y ambos empapados? ¿Se puede ser más sexy y contenido a la vez? Díganme. Yo digo: No.