Hablando con mi querido Ángel Haro, comentábamos que visitar una exposición de arte estos días sabe a gloria. Sin aglomeraciones, sin largas colas... Será que estos cambios que estamos experimentando pueden incluso ser cómodos para según que sectores culturales. Pero para los que a mí me tocan el alma, NO. Hablo de la música en directo, conciertos que no nos permiten hacer ni disfrutar. Infinitas normas que cumplir: higiénicas, sanitarias, distancia, número de asistentes... Y oye, que no me parece mal que esto se instaure, pero un poco de por favor. ¡Oxígeno!

Miro ojiplática fotos de festejos taurinos celebrados días atrás y pienso que esta nueva normalidad se ríe de nosotros.

De los que valoramos la cultura. Y claro, nos dirán que nos pongamos el disco y lo bailemos en casa. Pero no se trata de eso, se trata de miles de familias en este país que viven de dar conciertos. Es el trabajo del 99% de mis amigos, que lo están pasando realmente mal, no les dejan trabajar. Técnicos de sonido, luces, personal de carga, camareros... No se sostienen. Imagino el verano de mis Manolo, Antonio, Alex, Sandra, Pope... Y se me cae el alma a los pies. Luego, reviso de nuevo las fotos en la plaza de toros Huelva, y siento absoluta impotencia, tristeza infinita. Me parece tan cruel como cuando le hacían repetir Segundo de EGB a un niño de 6 años.

¿Por qué unos sí y otros no? ¿Por qué una plaza llena para unos e imposible para otros? Y diré algo, si nos dejan se puede.

El jueves tuve el honor de participar en el Live Mar Menor, un festival que con muchísimo esfuerzo, ganas y responsabilidad organizó el ayuntamiento de Los Alcázares y Son Buenos. Quedó patente que se podía. Me sentí orgullosa de ver que queda gente con valores, con garra. De los que no les sale a cuenta crecerse ante la adversidad, pero lo hacen. Aún quedamos algunos que creemos en un mundo mejor, en el que se abren puertas para muchos jóvenes dispuestos a dejarse la piel tocando.

Y yo no podía dejar de escribirles una columna, ya que este medio me brinda la oportunidad de dedicarles una gran ovación, puerta grande y vuelta al ruedo a Rafa, Claudia, Toni, Alberto... Gente de Murcia que vive por y para la cultura musical. A ellos, gracias por contar conmigo, por hacerme sentir la más moderna del AMPA en el cole de mi hijo y hacer que muchos millenials demuestren que son un futuro maravilloso.