¿Cómo toman el café?: solo, con leche, manchado. La leche la toman del tiempo, caliente, le ponen sacarina, azúcar... Les gusta en taza, en vaso. Cafetera italiana, nespresso. Cápsulas, café molido.

Hola, soy Belén y soy adicta al café.

No saben lo mucho que me gusta cada mañana levantarme de la cama para prepararme una cafetera italiana e inundar la casa del aroma del café y arrancar el día. Mi ritual de lo habitual.

El desayuno es ese momento que para mí puede durar todas las horas que quiera; no soy muy fiel a los horarios establecidos, soy un poco anárquica para eso de la rutina y las comidas, etc.

Utilizo una taza enorme, si no no me sabe igual, o quizás soy una maniática, que tampoco lo descarten.

Pero no crean que es el único vicio confesable que tengo. Algo que me resulta casi tan placentero como tomar café durante la mañana es sentarme en una terraza con un croissant a la plancha tal cual, sin mantequilla ni mermelada, solo el croissant sin tenedor ni cuchillo, y comerlo a pellizcos poco a poco, mientras miro a mi alrededor y veo la vida pasar.

No me digan que no es un planazo: apreciar el placer de las cosas sencillas. Cada vez lo tengo más claro, hay que simplificar la vida, porque como estamos comprobando, llega una sopa de murciélago y se va todo a la mierda, o a veces vivo con miedo a que aparezcan hordas de las fuerzas del mal para inyectarnos 'chises' a todos.

Bromas aparte, creo que este puede ser un buen momento para aprender a disfrutar el hoy, apreciar lo cotidiano. Pero no se equivoquen, en mi taza del café pone: 'Que tengas un buen día', pero cuando bebes e inclinas la taza en el culo hay una mano haciendo una peineta. Traducción: soy anti Paulo Coelho y esas mierdas intensas para ser mejor persona y abrazar arcoíris.

Hagan lo que quieran, yo me quedo las cosas sencillas. Hasta que se pueda viajar como me apetece sin tantas restricciones, dejo volar la imaginación y vivo sentada en una de esas terrazas con amplias y elegantes sombrillas en la Via Goberno Vecchio de Roma, con mi café con leche en taza grande toda la mañana admirando la vida de los demás sin necesitar mucho más.

Bueno, sí, pensaría en que pronto llegaría la hora del Spritz y una focaccia, entrando de lleno en el aperitivo, pero sobre esto les hablo otro día.