Este año apenas se habla de centros de salud congestionados en la costa, ni siquiera de playas contaminadas o vertidos peligrosos; este agosto Salud Pública está abierta por rebrotes. Sin apenas personal, sin haber hecho ningún máster en gestión de pandemias, sin experiencia en crisis mundiales y con un presupuesto limitado, la dirección general de Salud Pública y Adicciones se ha quedado sin vacaciones.

El presidente, en plena crisis sanitaria ni se acordaba del nombre del Fernando Simón de la Región, cuando en rueda de prensa conjunta tuvo que salir el consejero de Salud, Villegas (mi más sentido pésame, y es que a veces la vida te agarra del cuello y te zarandea hasta dejarte con más dudas), a recordárselo, lo que nos mostraba la realidad de la gestión de la crisis, y es que ha sido única y exclusivamente la Consejería de Salud la que ha estado y está dirigiendo técnicamente esta Región en los últimos meses.

Lamentablemente hasta incluso se habló más de Salud Pública por el caso de las elecciones a los Salzillos (vaya espectáculo el ofrecido por algunos clásicos) que por la labor realizada en estos meses tan difíciles y duros que estamos viviendo.

Por eso, con sus errores, que los ha tenido, y con sus aciertos, que también, es hora de poner en valor la importancia de tener una dirección general de Salud Pública fuerte y extensa, dotada de medios técnicos y humanos, cosa que hasta ahora no sucedía, y me temo, conociendo esta Región, que cuando aparezca la vacuna contra covid volverá a la guarida del olvido, a ser de nuevo la hermana pobre de la Sanidad, de la que solo se acuerdan cuando aparece un brote de legionela o una partida de carne o pescado en mal estado, y entonces con toda la hipocresía del mundo, pedimos explicaciones de por qué no dispone de medios para la prevención de la salud pública.

Sin con apenas medios y recursos, Salud Pública está consiguiendo que el río no se desborde, que las aguas bravas no rompan los diques de contención que han programado, no quiero ni pensar qué sería capaz de hacer si tuvieran no solo a 'cuatro gatos' dirigiendo un transatlántico que está sin oficiales ni técnicos en el control de mando, y sin marineros.

Ojalá de las pocas lecciones que aprendamos estas semanas de brotes, rebrotes, confinamientos y fases, tengamos en cuenta la que se refiere a lo importante que es tener una dirección general de Salud Pública fuerte, independiente y de prestigio. Si cuando todo pase volvemos a convertirla en lo que es no habrá merecido la pena tanto sacrificio, y quien perderá no será el Gobierno ni el propio sistema público, sino la sociedad.