El PSOE tiene un sueño húmedo: pactar con Cs. Y, contra la estrategia nacional de ese partido, remisa a cambiar de socio, ha encontrado por fin un cómplice en el municipio de Murcia: Mario Gómez, portavoz naranja en el equipo de Gobierno que preside el popular José Ballesta. Con el pretexto de la reactivación que exigía la crisis del coronavirus, PSOE y Gómez pactaron hace algunas semanas un gobierno municipal alternativo que tuvieron que venir a desarmar las cúpulas de PP y Cs, pero que todavía persiste con otros métodos.

Dado que Gómez, como socio del PP en Murcia, no puede denunciar a ese partido ante la Fiscalía, pues de hacerlo provocaría la ruptura de la coalición, ha trasladado uno de sus averiados dossieres al PSOE, socio a la espera, para que éste se encargue de hacer el trabajo sucio. Y, en efecto, con los papeles de Gómez el PSOE ha montado el número. Y esto a pesar de que tanto el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales (organismo de Hacienda, en manos del PSOE) como los propios Servicios Jurídicos del Ayuntamiento, desestimaron en su momento las alegaciones de Gómez sobre los contratos que ahora, de su mano, vuelven a denunciar los socialistas.

Tanta alegría expresó en su momento Gómez por el hecho de que archivaran sus prejuicios que hasta se permitió el lujo de protagonizar la firma y la foto para la prensa del contrato que ahora vuelve a denunciar por partido interpuesto, tratando de promover públicamente entonces la eficacia de la Oficina de Contratación bajo su competencia. Se apuntó el contrato, ya que no lo pudo desactivar con una falsa denuncia, pero persiste en el intento trasladando al PSOE la segunda oportunidad, por si suena la flauta, y esto aun seguramente consciente de que, de prosperar la denuncia socialista, el único responsable del contrato en cuestión es quien lo firmó: él mismo.

El PSOE, esperanzado en que los deliquios de Gómez le proporcionen la ocasión de gobernar el municipio, se ve obligado a pasar por alto, como oposición, lo que debiera denunciar: el hecho evidente de que su sobrevenido socio en la sombra, Mario Gómez, haya obtenido una plaza en el Servicio Murciano de Salud sin acreditar públicamente los méritos que le han permitido sumarse treinta puntos de extranjis, dejando en la cuneta a quienes tenían opción al puesto, el primero de los cuales ha denunciado el hecho sin que públicamente se haya visto amparado por los partidos de la oposición municipal, y menos por los politizados sindicatos del Ayuntamiento de Murcia.

Este detalle indica con plena claridad que los socialistas anteponen sus intereses estratégicos para acceder a la gobernación a la exigencia de la transparencia, sea quien sea a quien afecte la duda pública. Los golpes de pecho por las posibles irregularidades del PP quedan en paripé si la exigencia de decencia pública tiene una línea roja ante el posible socio que les podría dar el voto para acceder al gobierno municipal.

Parece, además, excesivo ese empeño en pedir la dimisión de Ballesta antes de que se pronuncie la Fiscalía, cuando quien reclama ejemplaridad es el mismo partido que exhibe a un delegado del Gobierno imputado ante la Justicia. ¿Cómo pueden explicar esa contradicción? Y más cuando son conscientes de que una condición que puso Cs en la anterior legislatura para pactar con el PP fue precisamente la dimisión del entonces delegado del Gobierno de los populares, Joaquín Bascuñana, también en esa tesitura judicial. ¿Cree el PSOE que el actual Cs no sería tan estricto?

El PSOE tiene un sueño húmedo, y se está licuando en él.

MARIO Y JERO, UN SILENCIO CÓMPLICE

Dice Mario Gómez, tras la denuncia del PSOE por los contratos de Parques y Jardines, que su departamento pondrá «todos los medios a disposición de los interesados para que, de forma transparente, clara y ágil, la Administración local facilite todos los informes y la documentación requerida, con el fin de esclarecer este asunto y depurar responsabilidades, si las hubiera». Muy bien. Correcto, perfecto, adecuado.Transparencia, sí, señor.

¿Y por qué no hace lo mismo en el caso que le afecta? Se trata tan sólo de exponer públicamente algo tan sencillo como que dispone de una segunda carrera relacionada con la actividad de su contrato de ingeniero técnico para el SMS, tal como establecen las condiciones publicadas en el portal murciasalud. Esa segunda titulación es la que le habría facilitado los treinta puntos extra que le permitieron obtener la plaza frente a otros aspirantes. La falta de transparencia al respecto, unida al truquillo de presentarse al puesto en condición de falso parado, tras pedir una baja temporal en el Ayuntamiento y solicitar de inmediato una excedencia política para reintegrarse en un plisplás a la actividad municipal, abunda en su descrédito. La transparencia que exige para la actividad de sus socios de gobierno debiera legitimarla haciendo lo propio con sus trapicheos particulares. Más grave aún es que su silencio esté amparado por el partido al que pertenece, empezando por el portavoz Jero Moya, amiguete e implícito cómplice que no ha dicho esta boca es mía en asunto de tamaña gravedad. Cs, el partido de la regeneración política, ya ven.