Este es un artículo que escribe un ser humano que trata de estar informado, o sea, que lee este periódico y otros, cada día. Asimismo, por la mañana, se despierta con la radio, que escucha atentamente, cambiando de emisora de vez en cuando, o sea, que abro los ojos con la SER, me afeito con la Cope, me ducho con Onda regional y me visto con Onda cero, entre otras.

De esta manera, puedo salir a la calle sabiendo que Pedro Sánchez es listo, es tonto, es regular, y que este presidente toma en consideración a los habitantes de Murcia muy poco, poco, poquísimo, bastante, mucho y regular, también. Así que, con todos estos datos, yo, como imagino que muchos de ustedes, trato de elaborar una opinión, pero he de confesar que me cuesta bastante trabajo dada la diversidad de mensajes que recibe mi pobre y cansada sesera. Sin embargo, hay personal que no quiere ni oír hablar de gente que diga algo de lo que a ellos no les gustaría oír, o leer a quien no escriba razones poderosas que vengan a reforzar la idea que ya tiene. Para nosotros, los que variamos nuestra elección, resulta muy curioso escuchar a alguien repetir palabra por palabra lo que han dicho esta mañana en su emisora favorita. Esto a mí me ha ocurrido a menudo en tertulias de la radio o de la tele: que uno de tus compañeros repita exactamente lo que ha dicho Angels Barceló esa mañana, y otro responda con lo que ha comentado Herrera en la Cope sobre el tema tratado, por supuesto, sin estar dispuesto a aceptar absolutamente nada de lo que acaba de expresar su interlocutor. Pongamos por ejemplo lo de Juan Carlos I de España y V, o VI, o XVII de Corinna.

Parece ser que, según lo que nos dicen unos, debemos ser comedidos en nuestras críticas al rey emérito porque el asunto está bajo investigación judicial y hay que concederle la presunción de inocencia. Sin embargo, otros medios opinan que habría que declararlo huido de la Justicia y que se debería emitir una orden de búsqueda y captura, incluso con pasquines de esos de 'Wanted', y hasta con recompensa.

En el Gobierno de España ocurre lo mismo: la vicepresidenta Calvo dice que el emérito se ha ido porque puede irse y porque le ha salido de sus reales partes, mientras que el vicepresidente Iglesias opina que 'sascapao' y que lo que necesitamos no es amor, sino una república.

Es muy curioso que en un gobierno, aunque sea de coalición, no hayan pactado una opinión común (o sencillamente callarse la boca todos menos el presidente), creando en los ciudadanos uno poco más de inquietud sobre este tema, si ello es posible, porque nos acostamos por la noche con el rey que trajo la democracia y se cargó el franquismo en dos entregas (en 1978 con la Constitución y el 23-F frenando el golpe de estado) y nos levantamos encontrándonos con un presunto comisionista corrupto más, como todos esos políticos que ya están en la cárcel jugando al dominó con los asesinos y los violadores, tan a gusto ellos, allí dentro.

O sea, que es difícil mantener el equilibrio opinante porque uno no puede evitar ser el que es uno. Un ejemplo, si se me pusieran de rodillas delante de mí y con los brazos en cruz jurando que Corinna no era una testaferro de Juan Carlos, y que los millones se los dio por amor, y no para quitárselos de encima porque veía venir que los españoles podríamos llegar a saberlo, pues no me lo creería. Y sí me creo que ella decidió quedarse con la pasta.

Es cierto que los hombres, o las mujeres, podemos perder la cabeza por otra persona, pero 65 millones son muchos millones. Recuerdo yo que, en la mili, un compañero catalán se enamoró perdidamente de una prostituta de El Molinete, en Cartagena, y cualquier dinero que conseguía, incluido el que nos pedía prestado a nosotros, era utilizado para comprar el amor de esa mujer.

Muy preocupados, otro y yo fuimos a verla, y le pedimos que por favor no aceptase más a nuestro amigo como cliente: «Yo tengo que sacar a mis cuatro hijos adelante», nos dijo ella, «y, si viene con los cuartos, me voy a acostar con él y le voy a decir que lo quiero y todo lo que desee oír», añadió. Ya ven ustedes, las prostitutas son así.