Uno de los temas de los 80 que más escuché, sin saber durante mucho tiempo cuál era el trasfondo de su letra, fue Enola Gay, cuarto sencillo de la banda británica OMD, escrito por el cantante y bajista del grupo, Andy McCluskey.

Siempre me gustó su melodía, que hoy me llena de nostalgia pero que ya entonces, en plena adolescencia, e ignorante de los hechos a que hacía referencia su letra, me dejaba un poso de incertidumbre y cierta sospecha ante ese «It’s 8:15 and that’s the time that it’s always been».

Una vez supe de su razón de ser, me sorprendió lo logrado de una canción notoriamente antibelicista que respondía al nombre de la madre del piloto y comandante de la nave (el coronel Paul Tibbets), Enola Gay Hazard Tibbets, que él mismo eligió para bautizar a un avión bombardero portador de muerte y destrucción, pues llevaba en su vientre una bomba de uranio llamada Little Boy cuya cabeza nuclear asesinó a más de 100.000 personas al topar en el suelo de la isla japonesa de Hiroshima exactamente a las 8:15 de la mañana, momento en el que se ordena al piloto no mirar atrás después de la misión de detonar la bomba. Sin conocer las consecuencias, su respuesta en la radio fue la siguiente: «Las condiciones son normales y el Enola Gay vuelve a casa». Un soldado, George Caron, documentó en una fotografía disparada a través de la ventana de plexiglás la catástrofe, en la que puede verse una columna de seis kilómetros de altura sobre lo que un instante antes había sido la ciudad.

Pero si ese en apariencia profético: ‘These games you play, they're gonna end in more than tears someday…’ oculta de un modo brutalmente tierno bajo una regañina común de madre por cualquier motivo intrascendente todo el drama de la barbarie, me causa escalofrío pensar en cómo la Literatura en muchas ocasiones prefigura la realidad, pues el nombre de la madre del coronel Tibbets se debe a la novela de Mary Young Ridenbaugh, Enola, or her fatal mistake, publicado en 1886, siete años antes del nacimiento de aquella.

El poema que la introduce parece escrito para ese fatal 6 de agosto de 1945:

Oh, fatal day - oh, day of sorrow,It was no trouble she could borrow;But in the future she could seeThe clouds of infelicity.

Así que estos versos son inspiración indirecta ¡cualquiera lo diría! de un desastre brutal acaecido casi al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando EE UU responde al ataque japonés por orden del presidente Truman. Quiero pensar que Tibbets estaba pensando en estos versos y no en su madre (mal homenaje sería) cuando decidió el nombre del B-29 Superfortress de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los EE UU, aunque fueron sus abuelos como es de suponer quienes pusieron el nombre a su madre. La metáfora en todo caso, está servida, y el Little Boy letal, la primera bomba atómica, no sería otro que él mismo. Tremenda ironía trágica, buscada o no: que la dadora de vida sea a su vez portadora de muerte. Tanto como el hecho de que la madre Tierra lleve en su seno a un ser tan potencialmente destructor como el Hombre.