Hoy muchos viajaremos a la luna con la imaginación, pues se cumplen 90 años del nacimiento de Neil Armstrong, uno de los tres astronautas que tras cuatro días de viaje en el Apolo 11, en los que recorrió los 384.400 kilómetros que separan de nuestro planeta a su único satélite natural, alunizó el 20 de julio de 1969. Se cumplía así, casi in extremis, el propósito del presidente John F. Kennedy, declarado públicamente en el discurso pronunciado en el Rice Stadium de Houston, Texas, el 12 de septiembre de 1962: «We choose to go to the Moon in this decade».

Las palabras pronunciadas por Kennedy fueron escritas por su consejero Theodore Chaikin Sorensen al que imagino, mutatis mutandis, como uno de los muchos pendolistas que en este mundo han sido escribiendo por encargo palabras mercenarias con la luna como protagonista en melifluos poemas tal vez destinados a conquistar un amor.

Enigmática y paradójica, Selene aúna en sí a Ártemis y Hécate, la luz y la oscuridad, formando con ellas una tríada indisoluble. Es curioso que a Selene se la haga madre de una innumerable prole en unión inconsciente con el pastor Endimión, al que las fuentes racionalistas identifican como el primero que se dedicó a observar los ciclos lunares, prototipo de astrónomo (o de astrólogo, pues en la Antigüedad grecolatina no se distinguían los ámbitos de estas dos disciplinas), porque Ártemis es una de las tres diosas vírgenes del panteón grecolatino (junto a Hestia y Atenea, que son Vesta y Minerva en Roma), de modo que Selene es prolífica y virgen a un tiempo. Como lo serán otras diosas o consortes en otras culturas, no solo paganas. En cuanto a Hécate, divinidad infernal, Mario Agudo Villanueva acaba de publicar para Dilema Hécate La diosa sombría, un precioso ensayo que busca orden entre mis lecturas.

Luciano de Samósata escribió Viaje a la Luna en el año 180 d. C. Muy probablemente el film Le voyage dans la lune de George Méliès está inspirado en él, o en Somnium (1623), obra de Johannes Kepler en la que también influyó Luciano, que tiene como protagonista a un aventurero que viaja a la luna. Otros muchos siguieron la misma estela, entre ellos el célebre Julio Verne, a quien debemos las novelas Autour de la lune (Alrededor de la Luna), escrita en 1870 y, dos años después, la más satírica que científica De la Terre à la Lune. Trajet direct en 97 heures, traducida en español como De la Tierra a la Luna.

En tiempos de cambios forzosos como los que corren, el reciente y aclamado bestseller de Elin Hilderbrand, Verano del 69. El año que todo cambió para siempre, parece un título apropiado para 2020. Pero aquel fue un año en que, en palabras del protagonista de la gesta, con el pequeño paso de un hombre, la Humanidad dio un enorme salto. Se alcanzó una meta que colocó a los estadounidenses por delante de los soviéticos en la carrera espacial.

Para mí corría el segundo verano de mi vida como hija única, y mis padres esperaban con ilusión el nacimiento de mi hermana Anabel, que desde entonces ha acompañado todos mis veranos.