La Rioja el consejero de Educación, socialista como no podía ser de otra forma, tiene 77 millones de euros invertidos en una SICAV de Luxemburgo. Escándalo mayúsculo, crisis de Gobierno al acecho y teorías conspiranoicas o exotéricas sobre cómo un señor con una fortuna como para comprar medio Logroño acaba sumido bajo el paraguas del PSOE.

En Aragón la consejera de Sanidad dijo que el hecho de que los sanitarios se construyeran EPIs con bolsa de basura debía ser estimulante. Tras protestas masivas por parte de cualquiera que haya conocido el significado de la palabra decencia, dimitió entre vítores de su presidente. Hoy vuelven a la palestra por tener el mayor grado de saturación hospitalaria de España.

En Extremadura, la Región que conecta España con Portugal, la que a través de Mérida puso a nuestro país en el centro del mundo, viven en una isla ferroviaria que hace que las infraestructuras de Murcia parezcan las de la alta velocidad de Japón. Un territorio que debería ser el hub internacional de la Península Ibérica se muere porque no hay nadie en el Gobierno central con un atisbo de compromiso político con ellos. Será que aún no han dado un golpe de Estado que haga que merezcan atención.

En la provincia de León hay un grupo de independentistas leoneses. De esos que piden hacer el leonés lengua cooficial, que insisten en que nada tienen que ver con Castilla, e incluso que reclaman soberanía sobre los territorios de Salamanca y Zamora. Por supuesto, a ellos Valladolid les roba. O eso dicen.

En Melilla viven físicamente en África, pero son Europa. Aunque a medias. Su régimen fiscal es distinto al nuestro, igual que ocurre en Canarias. Ahora hay un debate muy intenso sobre si deberían formar parte de la unión aduanera como el resto del continente, pero nuestros amigos marroquís parece que tienen mucho que decir. En paralelo, su Gobierno está formado por una coalición presidida por un único concejal de Ciudadanos, que co-gobierna con Coalición por Melilla (el partido musulmán) y el PSOE. Ahí es nada.

En Baleares acaban de detener al presidente de la Autoridad Portuaria por corrupción. Al parecer la Guardia Civil insiste en que ha habido chanchullos en la concesión de amarres de los puertos de Menorca. En la tierra de Jaume Matas y las corruptelas de Urdangarin sólo unos pocos valientes se han atrevido a pedir su dimisión. Como si ahí eso de robar no tuviera que haber generado algún tipo de trauma como para reaccionar.

Cada rincón de España es diferente. Y en todas las provincias, y en todas las Comunidades autónomas, pasan cosas totalmente relevantes que las convierten en territorios únicos. Con su identidad, con sus escándalos, con sus personajes célebres y sus poderes fácticos. España es mucho más que la genial Madrid o que los molestos nacionalistas catalanes y vascos. Es el conjunto de la diversidad entre los que somos leales, pero no por ello iguales, y los que quieren acabar con nosotros a pesar de que sin nuestra identidad no serían nadie.

Y en esa inmensidad, habida cuenta de cómo están los demás, en Murcia estamos que ni tan mal. Nada que no supiéramos, pero reconforta recordarlo de vez en cuando.