En las tribus africanas la imagen de los viejos sentados bajo un árbol ancestral usado para lo mismo desde generaciones, formaba parte del paisaje social, los ancianos hablaban y hablaban sin prisa, buscando en la experiencia y los conocimientos transmitidos por sus antepasados las respuestas a los problemas diarios, el solo hecho de aquella visión cotidiana tranquilizaba a la gente que se sentía segura y confiada en las decisiones de sus mayores.

La vieja tradición japonesa nos relata los 'Encuentros' o 'Zatsudan', de las gentes de la aldea para tratar temas que concernían a todos y donde el fin principal no era llegar a una conclusión, ni siquiera decidir qué propuesta u opinión era la mejor, lo realmente importante era el hecho de reunirse, de hablar, de escuchar a todos y respetar todas las opiniones como la verdad indiscutible proveniente de la vivencia individual, una cultura que interpretaba hasta los silencios de aquellos que no intervenían como una forma de hablar, porque el silencio también es una forma de hablar.

La política en nuestros días es una batalla diaria dentro de una guerra en la que, como ocurre en todas las guerras, solo hay perdedores aunque algunos crean haber ganado.

¿En qué momento perdimos esa capacidad de escucharnos, perdimos la paciencia para esperar la respuesta adecuada, la sensibilidad para oír la palabra de los que callan? Hemos avanzado mucho y para mejor, pero en el camino hemos ido dejando tesoros que nos legaron nuestros antepasados, cosas que solo podremos recuperar echando la vista a atrás, volviendo hacia territorios de calma y sosiego donde conversar, escuchar y reunirse vuelvan a ser lo normal y una forma más sana de gobernar nuestras cosas.

Desde Ciudadanos queremos recuperar esa calma, el trabajo conjunto, el diálogo y la búsqueda de acuerdos en todos los temas. Solo desde la unidad se consigue la fuerza y esa unidad, en estos tiempos, es oro molido. La Ley del Mar Menor es un ejemplo del camino a seguir, un camino que se anda desde el equilibrio y la moderación y que, no lo duden, será el que mi partido va a señalar como destino.

En ese viaje invitamos al resto de fuerzas políticas a acompañarnos sin miedo y sin egoísmos cortoplacistas, con ánimo constructivo.

Por el bien de todos, recuperemos los territorios de calma.