Ya tenemos nueva polémica con el Trasvase Tajo-Segura a costa de las Reglas de Explotación, cuyo anuncio de modificación por e ministerio de Transición Ecológica es considerado por los palmeros del nacionalismo murciano del agua como un subterfugio del Gobierno central para su cierre definitivo, ignorando que las Reglas de Explotación, que regulan la cantidad de agua a trasvasar, necesitan ser adaptadas ante una realidad cambiante para adecuarse al objetivo para el que fueron creadas («dotar de mayor estabilidad interanual a los suministros, minimizando la presentación de situaciones hidrológicas excepcionales sin modificar en ningún caso el máximo anual de agua trasvasable»), y ello, mediante real decreto del ministerio correspondiente, como especifica la misma ley aprobada por el PP.

Pero la realidad del Trasvase es mucho más amplia y compleja. Por una parte, el Trasvase Tajo-Segura ha generado un polo económico muy potente en la región, favoreciendo el empleo y contribuyendo de manera importante al PIB regional. Pero esto no es óbice para ignorar otros aspectos del mismo cuyas consecuencias nos afectan gravemente, queramos admitirlo o no.

Así, la prolongación de los periodos de sequía y la disminución paulatina de las aportaciones pluviales superficiales por efecto del cambio climático, o el incremento de los usos del agua en la cuenca cedente, entre los que se encuentra el mantenimiento de los caudales ecológicos del Tajo (tal como mandatan la Directiva Marco sobre el Agua y el Tribunal Supremo tras bastantes años de ignorarla), condicionan cada vez más la disponibilidad de agua trasvasable, que ha de ser excedentaria.

Tampoco puede obviarse que el Trasvase ha generado un modelo agrícola agrointensivo provocando una alta contaminación por nitratos en suelos y acuíferos de la región y cuya expresión más dramática es la eutrofización del Mar Menor, con buena parte de sus beneficios basados en unas condiciones laborales y salariales que en numerosas ocasiones no pueden calificarse de dignos.

Por tanto, la cuestión no es solo las Reglas de Explotación, se trata de transformar un sistema cada vez más insostenible medioambientalmente, con mayores tensiones en un contexto de cambio climático, conectado a la vez a un sector económico como la agricultura que también necesita de una reconversión bajo parámetros de sostenibilidad y recuperación de una mayor soberanía alimentaria y que ha de cambiar de manera urgente sus condiciones laborales y salariales.

Esto no se resuelve con demagogias absurdas, Fernando.