Ya tenemos aprobada la enésima Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor. Leo en los medios que las negociaciones para sacar adelante su aprobación han sido arduas y maratonianas. Puro postureo, y me explico: cuando corría el año 1992, me tocó defender ante la Comisión correspondiente de la Asamblea Regional el Proyecto de Ley de la hoy derogada Ley 4/1.992 de 30 de julio, de Ordenación y Protección de la Región de Murcia, la cual contenía normativa de aplicación al Mar Menor. En aquel entonces ni hubo arduas negociaciones ni cosa similar. Gracias al trabajo y colaboración de dos personas, el entonces diputado de Izquierda Unida Pedro Antonio Ríos y la Jefa del Servicio Jurídico de mi dirección general, la siempre eficaz Concha Cobacho (q.e.p.d.), pudimos sacar adelante el dictámen favorable de la Comisión y el texto del Proyecto de Ley fue aprobado por el Pleno de la Asamblea Regional con los votos en contra de los diputados del Partido Popular, cuyo portavoz era por aquel entonces Juan Ramón Calero.

Mucho tiempo ha corrido desde entonces y cuando leo lo que se ha escrito acerca de lo que ha rodeado a la tramitación de dicha norma, no puedo de dejar de echarme las manos a la cabeza, mientras continúo asombrándome de que la primera medida que se adopta tras su entrada en vigor sea la colocación nuevamente de las redes antimedusas, en contra del criterio del Comité Científico del Mar Menor, cuando lo cierto y verdad es que a tales bichos les gustan más los nitratos que a mí la hueva con almendras.

Tengo que leer ahora en vacaciones el texto completo de la ley, pero a vuelapluma echo en falta medidas referentes a la potenciación de los cultivos hidropónicos (que no necesitan suelo), la gestión de los nitratos para su conversión en nitritos y su posterior reutilización en otros sectores, etc.

Sobre lo de la franja de los 1.500 metros, mejor me voy a callar.

Eso sí, me gustaría finalizar estas breves líneas con dos comentarios. Uno es para protestar por el intento de culpabilizar a los agricultores de la degradación de la laguna. Otro es para criticar la campaña de la Fundación Ingenio para salvar la agricultura en el entorno del Mar Menor. Hasta se han atrevido a mentar a la marinera murciana, dejando viuda a la anchoa sobre la rosquilla. Demasié. Feliz verano.