Después del café y la respectiva tertulia, me encerré de nuevo en mi casa y me fui derecho a la televisión a ver lo que ocurría en el Congreso. ¡Qué pena! Lo de siempre, qué lamentable modo de hacer política a base de rifirrafes, intentando desacreditar al contrario, insultando, mintiendo incluso, en vez de buscar soluciones todos juntos a los acuciantes y reales problemas de la sociedad española. Nuestro pueblo es maduro y no se lo puede engañar fácilmente. Sinceramente, uno echa de menos a políticos de talla como el finado y apreciado Julio Anguita, que en paz descanse. Un político ejemplar, una luz en esta lamentable jauría donde lo que se busca es triunfar sobre el adversario.

Punto y aparte. Se acumulan los temas. No quiero olvidar a Leopoldo Abadía. A los ochenta y seis años publica su libro número doce, Sonriendo bajo la crisis, en el que anticipa el nuevo paradigma que vive el mundo.

Dice que canonizaría a Angela Merkel, ¿por qué? Yo la canonizaría. Es la mujer que nos ha puesto orden y ha explicado la pandemia mejor que Salvador Illa y que Fernando Simón. Cuando ha bajado en las encuestas ha sido porque ha abierto las puertas de Alemania a un millón de refugiados. Es una mujer de una categoría increíble, que siga mandando, por Dios. Angela Merkel ha demostrado ser una de las personas de altura que más ha sentido el drama de los emigrantes. Recomiendo la lectura del libro (Sonriendo bajo la crisis) pero, por si no se lee, vayan estas ideas de Leopoldo Abadía respondiendo a unas preguntas.

- Católico confeso, ¿cómo se lleva Dios con la economía?

- Los que creemos en Dios tenemos que hacerlo verdad (verificarlo) en nuestra actitud ética. Con nuestras obras. Obras son amores. La ética consiste en distinguir el bien del mal, punto. Si soy ético, lo soy por la mañana en misa, a mediodía con un café con un amigo, haciendo negocios, al salir por la noche con mi mujer a dar una vuelta€ Si soy ético y se traduce a mi quehacer diario, entonces Dios se lleva perfectamente con la economía. Si soy un sinvergüenza, no es que Dios se lleve mal con la economía. ¿Está claro?

- ¿Qué tal lo ha hecho el Papa Francisco durante esta pandemia?

- Maravilloso. El Papa, solo, hablando solo, hacia la plaza de San Pedro, me hizo llorar. No quería faltar a la cita con los fieles, hubiera quien hubiera. Aunque fuera su mensaje hacia el viento. Lo ha hecho espectacular, con la carga que tiene encima, menos mal que está el Espíritu Santo que le ilumina. El papa Francisco es una bendición de Dios.

- ¿Ha ido ya a misa, con toda su familia, y luego a desayunar a su bar favorito?

- Imposible. No me llegan los dineros para invitarlos a todos. ¡Tendría que ayudarme la UE!

- ¿Algún consejo, aunque no le guste darlos?

- No, no me gusta, pero apunté una idea de Swami Shantamritananda Puri: «Aunque no puedes elegir dónde nacer, ni a tus padres, ni tu raza, ni tu posición social, sí puedes elegir ser buena persona».

- El filósofo Žižek afirma en su último libro que «el coronavirus nos obligará a reinventar el comunismo basándonos en la confianza de la gente y en la ciencia», ¿qué opina?

- Tontadas. Tengo confianza en la gente, seguro. Tengo amigos que no son comunistas, ni yo lo soy, y tenemos confianza. En Pablo Iglesias no tengo ninguna confianza, por ejemplo. Porque la ideología le trastorna. Esto lo cambiará cuando nos demos cuenta de nuestra responsabilidad individual. Son frases bonitas que no quieren decir nada. En el consejo de ministro de ahora, si son veintiséis, me sobran trece. Si me apuras, quince. Sí que haya técnicos: buenas personas, que sean de fiar, que no cobren nada y a los cuatro días se vayan: la hora de los sensatos.

Una frase para hoy

Una frase para hoy«Méteme Padre en tu pecho, misterioso hogar. Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar». Miguel de Unamuno.