Este año no hemos tenido Festival de Eurovisión, pero hemos quedado segundos en Europa. Tras Massiel o Salomé, Pedro Sánchez ha obtenido la mejor posición posible para nuestro país con permiso de Pablo Casado, en la obtención de fondos para la reconstrucción económica ante la crisis que la pandemia está provocando.

Estarán conmigo en que, si el presidente del Partido Popular hubiera sido nuestro representante en estos tiempos de negociación, España habría quedado más cerca de R emedios Amaya y su Quién maneja mi barca, que a la deriva me lleva, ¿recuerdan? Zero points.

Qué cantidad de oportunidades ha desperdiciado el PP durante esta crisis. El señor Casado y su partido han sido los únicos de la oposición a nivel europeo que han estado enfrente del Gobierno y no al lado. Aún recuerdo su voto en contra de la última prórroga del estado de alarma; aún recuerdo al presidente de los populares haciéndose fotos absurdas en los peores momentos de la pandemia sin aportar ninguna propuesta en el Congreso de los Diputados durante el estado de alarma; aún escucho las risas que el señor Casado ha provocado en rueda de prensa, queriéndose apuntar un tanto, ante el acuerdo europeo cerrado por Sánchez que aplauden todos los sectores: empresariales, sindicatos, patronal o cuando hace unas semanas Feijóo ganaba las elecciones gallegas con su cuarta mayoría absoluta y el titular postelecciones del señor García Egea era: «La combinación Casado-Feijóo arrasa en Galicia». Como viene siendo habitual en el PP se guarda silencio y se traga saliva ante el peor presidente que han tenido los populares en su historia, justo ahora cuando se cumplen dos años de mandato de Pablo Casado en el Partido popular.

Entiendo que es complicado tener a un partido como Vox soplándote en la nuca a diario, pero es urgente que el partido popular reconduzca su posición y su estrategia de comunicación y se aleje de vivir en el eterno berrinche, no asumiendo su sórdido pasado. Es momento de recuperar el centro derecha y alejarse de los extremos, pero dudo que Casado sea el líder que pueda conseguirlo.

Estamos viviendo un momento muy delicado, necesitamos a los partidos mayoritarios de nuestro país, dialogando y tomando decisiones juntos para no dejar a nadie atrás (frase que odio, dicho sea de paso).

Hemos de entender la importancia de Europa, esa gran desconocida para los españoles a la que nunca le damos importancia y que cuando llegan las elecciones europeas hacemos pito pito gorgorito para votar nuestra representación en Bruselas, vemos tan lejano todo lo que ocurre en el Parlamento Europeo que, hasta la fecha, nos ha dado igual.

Desde que pensaba durante la semana en esta columna, en mi cabeza no ha dejado de sonar Oda a la alegría, de Beethoven, pieza musical que la Unión Europea convirtió en himno en 1985, sin letra, solo música como expresión de los ideales europeos de libertad, paz y solidaridad.

Me ha dado la risa al escribirl la palabra solidaridad como uno de los principales valores de la UE. Pienso en los refugiados y cómo les hemos tratado, negándoles asilo, episodio de nuestra historia reciente que merece más de una columna entera, pero si nos centramos en la negociación de esta semana, que le pregunten por la palabra solidaridad a Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Austria y Finlandia, o como les han llamado, 'países frugales'. Estábamos tardando en incorporar un nuevo palabro en toda esta pesadilla, y esta semana ha tocado 'Frugal', o como decía el periodista Jorge Fauró en su columna El método Bunbury y los países frugales, publicada en un periódico de este grupo: «Frugal es un calificativo de autoría no acreditada. Son Gobiernos tacaños y cicateros, insolidarios, avaros y agarrados».

Y a pesar de los tacaños y agarrados, pasaban las 5 y 30 minutos de la madrugada del pasado lunes cuando Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, publicaba en twitter, «Deal», Acuerdo. Algo más tarde, al amanecer en rueda de prensa Michel decía: «We did it», 'lo conseguimos'. Tras cinco días de tensiones y negociaciones en los que en varios momentos se pensó que sería imposible llegar a un entendimiento, se consiguió cerrar el gran acuerdo, sin precedentes para la UE. España es el segundo país en recibir mayor inyección de ayudas directas y préstamos para salir a flote de esta pesadilla. Y todos debemos celebrar lo ocurrido, eso sí, lo del pasillo de los ministros en Moncloa a Sánchez se lo podían haber ahorrado.

Me quedo con las palabras de Charles Michel: «Esta es la magia del proyecto europeo, que más allá de las diferencias y sensibilidades, más allá de opiniones lo hemos demostrado, Europa es sólida, es robusta y, sobre todo, está unida». Este es, sin duda, el mayor reto al que nos enfrentamos, mantener esa unión y ayuda entre todos los países de la zona euro que estamos sufriendo una pandemia sin precedentes en los últimos cien años.

De las pataletas y las mentiras del Partido Popular ante el reparto del primer tramo por Comunidades autónomas de la ayuda del Gobierno, a Murcia le ha tocado la parte proporcional en base al número de enfermos en UCI, hospitalizados y PCR realizadas, reparto que, por cierto, se aprobó sin inconveniente por parte del PP, al que le pediría más rigor a la hora de informar. Por repetir mil veces una mentira, no se va a convertir en verdad.

De la infrafinanciación de la Comunidad durante todos los años del Gobierno del PP y como no se ha hecho nada durante todas las legislaturas en las que está gobernando, o lo poco que pintamos en Madrid, si quieren hablamos otro día. Un poquito de autocrítica, por favor.

Antes de acabar me van a permitir que, ante el ascenso de contagios en todo el país y la irresponsabilidad o inconsciencia de muchos, gritando, con las manos en jarras y cabreada, les pida que cumplan con las medidas de seguridad, pónganse la mascarilla, protejan a sus mayores y a nuestros sanitarios. Están agotados y debilitados ante el infierno vivido, es responsabilidad de todos no repetir lo sucedido hace escasos dos meses. O me van a decir que los rebrotes son culpa del 8M, de Fernando Simón, o de Sánchez?

Mención especial a los de las cachimbas y el tuerking. Desde aquí decirles, aunque creáis que esto no va con vosotros: no sois inmunes, el pasado viernes fallecía un bebé de 3 años y un chaval de 18 contagiados por covid, ya está bien de ir por libre pensando que sois invencible; sois parte de esta sociedad, basta de poner en riesgo a los demás. La responsabilidad ciudadana es igual para todos. Botellones, discotecas, bares de copas, fiestas de graduación final de curso, ¿estamos locos?

Disculpen una vez más mi vehemencia, pero pienso que uno de estos 'ingenieros de la nasa' pueda provocar contagios en personas como mis padres y lo que se me pasa por la cabeza sobre la irresponsabilidad de esta generación no puedo plasmarlo en esta columna porque acabo en la cárcel.

Con esta columna despido la sección hasta septiembre, pero estén atentos. Sigo aquí, y en agosto van a pasar cosas.