Debe ser este calor, que me hace sudar todo el día, pero me noto más irritado, como en plan llorón, sin apenas aguante ante los desprecios y los feos que le hacen a uno. Y eso incluye también a los desprecios hacia mi tierra, hacia mi Cartagena.

Soy el primero en reprochar las actitudes agresivas y los malos modos para reclamar lo que sentimos nuestro. Ser reivindicativo no tiene porqué estar reñido con la buena educación. Sin ir más lejos, me pareció despreciable la reacción de un pequeño grupo de aficionados del FC Cartagena durante una conexión televisiva de un especial de La 7 Región de Murcia para sumarse a la fiesta en la ciudad portuaria. El grupo empezó a bramar insultos, que se pueden imaginar, contra Murcia y contra los murcianos. Fueron unos pocos segundos, los que tardó el realizador en cortar la imagen y volver al estudio. Pero fueron suficientes para sentir vergüenza ajena ante la lamentable actitud de unos pocos, que no representan a la totalidad de la afición albinegra. Ni mucho menos empaña una celebración que llevábamos once años esperando, repletos de intentos y agónicas decepciones. Afortunadamente, eran cerca de las dos de la madrugada y espero que no hubiera muchos telespectadores frente a las pantallas. A los que siguieran sintonizando La 7, deben saber que este tipo de grupos son minoría. ¡No todos somos así! La rivalidad con el Real Murcia es sana y nos encanta estar por encima de ellos, pero debe primar el respeto mutuo.

Como les decía, me siento más peleón, más respondón, con un extra de sensibilidad y a la que salta. Quizá por eso me molesta sobremanera que, como casi siempre, ninguneen a mi Cartagena. Aún estoy esperando ver, en el telediario de La 1 de Televisión Española, que más que la de todos es la de unos cuantos, la noticia del ascenso del Cartagena a la Segunda División del fútbol profesional. Tampoco es que esté todo el día pegado a la caja tonta y le haga un seguimiento exhaustivo a la cadena pública, pero sí vi los informativos de los días posteriores a la gesta de nuestro Efesé. Y nada de nada.

La última noticia que recuerdo haber visto en La 1 sobre Cartagena es reciente y mala, muy mala. Es la explosión de hace unos días en la gasolinera de la plaza de España, que acabó costándole la vida a un operario. DEP. El caso es que para los sucesos pocas veces nos escapamos de recorrer las parrillas de todos los medios del país.

Lo que me parece aún peor es que las cadenas nacionales llevan meses cebándose con el apocalíptico estado del Mar Menor y, ahora que hemos conseguido que miles de turistas se desvíen a provincias limítrofes de Andalucía y la Comunidad Valenciana, ni caso. Al menos, ignoraron por completo que el miércoles se aprobó, en la Asamblea Regional y por una amplia mayoría consensuada entre PP, PSOE y Cs, la ley para la recuperación de nuestra querida laguna salada. A ver si es verdad que se puede recuperar y lo recuperamos de una vez por todas.

Por el momento, lo único real es que el telediario nacional hizo caso omiso de este importantísimo acuerdo y consideró más relevante, entre otras noticias, que el uso de las mascarillas ha provocado el descenso en las ventas de pintalabios. Luego querrán que no nos pongamos de morros.

Lo que nadie nos podrá quitar es el subidón a Segunda y, aún menos, nuestra joya de la naturaleza, única en el Mediterráneo. Vamos a salvarla y a presumir otra vez de ella. La envidia se la dejamos a otros.