No es que se haya levantado la veda contra ciertas personas; solo es una manifestación más de lo lento que es el funcionamiento de la Justicia en este país. La contrapartida es lo que siempre he dicho, la seguridad jurídica y la garantía, que son muy altas. Caso aparte es lo del rey desmérito que por causas constitucionales, su inviolabilidad, no permite ser juzgado por hechos anteriores a su abdicación en su honrado (éste sí) hijo Felipe VI. Todo ello a pesar de dos cuestiones. Una, el silencio mediático pactado o espontáneo, en torno a sus actuaciones económicas y amorosas. Y otra, que el Congreso de los Diputados ha negado otra vez, y van tres como mínimo, la creación de una comisión parlamentaria para que dicho rey sea investigado. Quiero pensar que la votación en contra se debe a que ya está la Justicia en el asunto. Las pruebas están en Fiscalía, y conociendo como conozco a su jefe nacional Anticorrupción, no me cabe duda de que actuará conforme a la ley, sin presiones de ningún tipo. Y a ser posible sin mucha tardanza, pues el asunto en sí y el pueblo español merecen la atención para saber si es verdad o no lo dicho por Corina a un expolicía.

Lo que al parecer ya está aquí es lo que dijo Maragall ya hace desgraciadamente mucho tiempo, sin que se hiciera nada al respecto. Recuerdo aquellas palabras en sede parlamentaria catalana: «El problema lo tienen ustedes [refiriéndose a Convergencia] y se llama 3%». La respuesta fue tan contundente como esperpéntica por parte de Pujol padre. No solo lo negó, sino que lanzó a todos los parlamentarios una bronca y una advertencia: «Cuando se corta una rama de un árbol no afecta solo a ella, sino que todas las ramas del mismo se pueden caer». Es decir, si tiro de la manta, muchas personas se verán afectadas. Aún no ha tirado de ella. Y esto a pesar de que alguno de sus hijos ya han pisado cárcel. Espero que ahora lo haga, pues un juez de la Audiencia Nacional acaba de decidir investigar a toda la familia como organización criminal por, presuntamente, veintidós años de comisiones ilegales y unos casi trescientos millones embolsados sin pasar por Hacienda. Posibles delitos de falsedad documental y blanqueo de capital son los que se deducen de la resolución judicial.

Ese auto refleja frases como que el clan amasó un 'patrimonio desmedido'. Unos 290 millones de euros (según la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía), más los intereses que generaron los mismos. Hasta veintisiete personas pueden acabar sentadas ante un tribunal. El cabecilla, padre de familia numerosa, al parecer solo prestaba su presencia para abrir puertas. Por si fuera poco, la religión estaba presente en los cargos de esa organización. Su esposa (autodenominada madre superiora de la congregación), decidía el reparto de las ganancias. Uno de los hijos era el que impartía órdenes que los demás obedecían (era el capellán de la parroquia). Al final, Andorra y Suiza, principalmente, eran el destino de los millones presuntamente evadidos. No se trataba, por tanto, de una herencia que el marido de la madre superiora había recibido de su padre, como también dijo, con bastante frivolidad.

Ya lo había advertido la expareja de uno de los hijos. Se rebotó y no por despecho, como en otros casos (bolsas de basura con dinero), sino por ser utilizada, cuando sin decirle nada la llevaban a Andorra con maletines llenos de billetes de euros. Ella misma, lo ha dicho, solo tenía dos posibilidades: callar y ser partícipe en el entramado delictual o denunciarlo. Hizo esto último y tras los numerosos disgustos que esto, supongo, le reportaría, por fin ha visto que todo se va a investigar. Gracias y admiración por su valentía. Solo espero que la Justicia ahora esté a la altura de su valor.