Es verano, en la antigua normalidad era tiempo de festivales de música, verbenas populares, conciertos... En la nueva, la distancia de seguridad, las restricciones de aforo, las mascarillas y los geles hidroalcohólicos son los cabeza de cartel del festival que nos ha tocado vivir. ¿Se han dado cuenta de que no tenemos canción del verano 2020? Es todo tan raro que de repente recuerdo con nostalgia temas bizarros veraniegos de otros tiempos como, Sonia y Selena y su hit Yo quiero bailar toda la noche, aunque sin duda este verano más que nunca es inevitable no tener muy presente La Flaca o su homenaje a la vida y despedida Eso que tú me das que nos dejaba Pau Donés.

La vida nos ha cambiado, pero de verdad, acostúmbrense porque lejos de ser algo pasajero debemos hacernos a la idea e interiorizar que nos queda tiempo de no poder disfrutar tal y como lo hacíamos, y les garantizo que pude comprobarlo hace unos días en el que fue mi primer concierto covid 19.

Me van a permitir que aproveche para felicitar por su trabajazo, atención y cariño a Las Noches del Malecón por cómo lo están dando todo en una situación tan complicada como la que vivimos. Hago extensible mi apoyo, admiración y gran aplauso a todos los promotores, técnicos de sonido, crew, barras, patrocinadores, producción, que hace apenas un par de meses no veían viable poder trabajar y con gran esfuerzo, muchas ganas e ilusión, han hecho posible que poco a poco la música en directo vuelva a nuestras vidas a pesar de lo raro que es todo.

Para que se hagan una idea de mi experiencia el pasado lunes, las medidas de seguridad y prevención fueron impecables, por lo que la sensación de espacio seguro ante la amenaza de la pandemia, tranquiliza. No es fácil para nadie y de alguna forma todos nos estamos exponiendo y corriendo el riesgo de poder ser contagiados o contagiar, al fin y al cabo lo que a todos nos tiene tan ansiosos es la incertidumbre de no saber aún a qué nos enfrentamos y lo peor, por cuánto tiempo, pero esto no debe paralizarnos, tenemos que seguir con nuestra vida y normalizar esta situación todo lo que podamos.

La primera palabra que vino a mi mente antes de que el concierto empezara fue contención. Según la RAE, «acción de contener o contenerse. Cualidad de los sentimientos, pasiones o impulsos contenidos». Y esto fue exactamente lo que sentí. Querer saltar, bailar, abrazar y compartir un momento tan especial, pero no.

Recuerdo cuando el pasado 18 de abril, en plena pesadilla, las cifras mareaban, había miedo, angustia y crispación, y yo seguía sin poder escuchar ninguna canción entera. Les recomendé que escucharan a una banda murciana llamada Viva Suecia y su deliciosa canción Días amables. Pues bien, después de cuatro meses de mucha angustia, pude volver a escucharla en directo, junto al resto de su repertorio de canciones y sonreír. Recuerdo un escalofrío, recuerdo cerrar los ojos, recuerdo querer ponerme de pie, pero saber que está mal y sentirme culpable por pensarlo y no hacerlo, recuerdo eso, la contención de un momento deseado, muy especial.

Qué quieren que les diga, me parece todo un gran pedazo de mierda desde la vehemencia que me caracteriza. Pero si aparto de mí ese pensamiento frustrante, me quedo con la belleza de una noche que no olvidaré nunca, me quedo con la compañía, me quedo con la sensación de volver a disfrutar de música en directo. Me quedo con la combinación perfecta del electroacústico de los suecos, me quedo con la voz susurrante de Rafa Val y su grito desgarrador cuando tocaba. Me quedo con Alberto extasiado entre pedales y su guitarra, me quedo con la emoción de Jess, el acariciar de las escobillas de Fernando y lo bien que encaja Rodrigo en este dream team.

Fue extraño no poder moverme del taburete, a la vez que fue ejemplar mirar a mi alrededor y ver como todos los que estuvimos el lunes viendo a Viva Suecia se comportaban de manera impecable. Miento si no les digo que durante escasos segundos no pude mantener el culo en el asiento y de pie levanté mis brazos, mientras gritaba Será, uno de mis temas favoritos.

En nuestra antigua vida habríamos estado todos sudándonos los unos a los otros como comentó Rafa Val entre canción y canción, pero no, lo vivido el pasado lunes tuvo un punto jodido y contenido, pero prefiero quedarme con que se puede disfrutar de la música. Estar en un concierto de esta manera me hizo darme cuenta de cómo debemos tomarnos en serio todo lo que nos está sucediendo, aunque duela no poder tocarnos, es nuestra responsabilidad no ponernos en riesgo para no poner en riesgo a los demás y cumplir con responsabilidad con las normas de seguridad.

No sé cuánto tardaré en asistir a otro concierto, pero tengo claro algo: ¿se acuerdan de lo que la cultura ha hecho por nosotros durante los meses más duros de esta pesadilla? ¿Recuerdan cuando estábamos encerrados en casa, asustados, sin poder salir y eran muchos los directos de artistas, conciertos en Instagram, Facebook Live, contenido gratis en plataformas digitales, libros a precios ridículos en librerías virtuales...? La cultura se volcó para hacernos esta pesadilla más agradable, para evadirnos de las noticias tan sórdidas que cada día nos encontrábamos en la televisión. La cultura estuvo a la altura y ahora, sin embargo, será el sector al que más le cueste salir de esta pesadilla.

Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que pueda ir en un tren lleno de gente sin guardar distancia, sin reducir el aforo y sin embargo le estamos poniendo muchas pegas a la organización de conciertos o eventos culturales o, peor aún, cerramos cines y teatros? ¿Esta es nuestra manera de devolverles todo lo que nos han dado y nos dan?

Ahora más que nunca igual que tenemos que estar junto al comercio local, junto a los establecimientos del barrio, es cuando tenemos que apostar por la cultura, por la música. Se pueden hacer eventos con responsabilidad si todos ponemos de nuestra parte, muchas familias dependen de giras, festivales o conciertos, es patético que vivamos en un mundo donde solo importa hacernos la foto en el festi de moda, pero no nos paramos a pensar toda la gente que se deja la piel para que disfrutemos. Es hora de devolverles con creces el cariño y apoyo. Consumamos cultura, joder.

Una ultima cosa les voy a decir como 'señora mayor de 42 años': doy las gracias al covid por dos cosas. Una, ver un concierto con tu mesita y tu asiento es pura maravilla a mi edad, y dos, la contención atrae al silencio, y ya era hora de que aprendieran muchos a ver conciertos, sin dar la turra, respetando a quien está encima del escenario.

En clave de actualidad lo único que quiero reseñar, si la nueva normalidad es que, en un funeral de Estado se mencione a Vetusta Morla y a su canción dedicada a la Sanidad pública, yo me levanto y aplaudo fuerte. «Por los que hacen del trabajo sucio, la labor más hermosa del mundo».

Pongámonos la mascarilla.