Ayer se celebraba Consejo de la sociedad pública Murcia Alta Velocidad. Una reunión telemática que convocaba a la gerencia del consorcio, a los representantes municipales de Murcia y a los de la Comunidad autónoma en uno de los salones del Ayuntamiento capitalino, mientras la representación del ministerio de Fomento transmitía por videoconferencia desde su sede en Madrid.

El alcalde de Murcia, José Ballesta, había convocado a los medios de comunicación a las 12,15 de la mañana, quince minutos antes de la hora de la reunión, y a ella invitó a los portavoces de los diversos grupos municipales. El de Cs, Mario Gómez, había confirmado su asistencia tanto a la rueda de prensa como a la posterior reunión (es concejal de Fomento, de modo que el asunto le implica especialmente), pero no apareció.

Terminada la comparecencia ante los periodistas, tocaba proceder a la reunión, pero Mario Gómez no llegaba, de modo que para no hacer esperar a los interlocutores del ministerio se decidió iniciar el Consejo.

Gómez hizo acto de presencia con la reunión ya empezada, y llegó acompañado del coordinador de su grupo municipal, Pablo García Martínez, que procedió a disparar fotos con su móvil una vez que el portavoz de Cs ocupó su silla para después subir un tuit a la red oficial de su partido en la que informaba, gráficamente y por escrito, de que Mario Gómez estuvo allí. A ambos, concejal y coordinador, les debió parecer necesario hacerlo, pues en todas las fotos que se reprodujeron ayer en las cabeceras digitales de la Región, el de Cs no aparecía, ya que los fotógrafos de los distintos medios se marcharon una vez obtuvieron las imágenes de recurso, tomadas antes de iniciarse la reunión.

¿Por qué no apareció Gómez a las 12,15, como hicieron los demás? Bien sencillo. No quiso que los periodistas le interpelaran sobre la respuesta que viene eludiendo desde el pasado viernes, en que este periódico se la transmitió: ¿Cuántas carreras tiene usted? ¿De dónde salen los treinta puntos con que obtuvo una plaza en el hospital público de Yecla, atendiendo a «un título de licenciado o de grado distinto al exigido para acceder a la opción convocada que guarde relación directa con los puestos a proveer», es decir el de Ingeniero Técnico Industrial, que es el único que figura en su currículo oficial?

Gómez, a la vista está, no quiere responder a una pregunta tan sencilla, y por eso ayer eludió encontrarse con periodistas. Ordenó al coordinador del Grupo Cs que asistiera como observador a la rueda de prensa y le avisara por teléfono cuando comprobara que los periodistas habían abandonado el Ayuntamiento. Justo cuando tuvo la certeza de que se habían marchado todos, salió de su escondite y entró al salón en que se desarrollaba la reunión, no sin que a la vez su colaborador, Pablo García, recogiera el testimonio gráfico de su asistencia para subirlo a la web de su partido.

Una operación del género ridículo. A la vista de que quedan tres años para concluir el actual mandato municipal ¿cómo va a conseguir Gómez esquivar a los periodistas? La próxima vez ¿entrará por la puerta falsa, aterrizará en helicóptero sobre el tejado o accederá por algún túnel secreto? ¿No sería más sencillo resolver de una vez esa pesadilla y mostrar a los medios el misterioso título oculto?

La pregunta que encabeza este artículo es retórica. ¿De qué se esconde Gómez? De su obligación de responder a una sencilla pregunta, que ya está respondiendo con su expresivo silencio desde el pasado viernes. Por eso, todavía sería más interesante y divertido interesarse por el asunto tangencial: ¿Dónde se escondió ayer Mario Gómez en espera de que su colaborador le avisara de que no había periodistas en la costa? La sede central del Ayuntamiento de Murcia es extraordinariamente diáfana y no hay muchos recovecos en que ocultarse. ¿Tal vez se metió en los váteres y se subió a una de las tazas para evitar que sus pies fueran advertidos desde la zona de los lavabos? ¿Se coló en el cuarto de la limpieza o en el trastero de los expedientes dormidos?

Tal vez Gómez esté esperando un certificado del Servicio Murciano de Salud que avale la existencia de su segundo título, pero mientras tanto bien podría atender por una vez a la prensa, aunque fuera a algún periodista amigo, si lo tuviera o tuviese, para anunciarle precisamente eso: «Estoy a la espera de un certificado del SMS». A no ser que no tenga, como el coronel de García Márquez, quien le escriba.

¿Y qué dice de todo esto Cs, el partido de la transparencia? ¿A qué esperan para dar alguna explicación pública cinco días después de que Gómez recibiera por correo (ya que al teléfono no se pone) la pregunta sobre el origen de los treinta puntos por su segunda carrera? Ya fue suficientemente obsceno el modo como obtuvo la plaza, sin que esto le haya acarreado responsabilidades políticas, pero las dudas se suceden, y el protagonista no parece tener interés en resolverlas.

Tampoco ayer compareció la portavoz del Gobierno, de Cs, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de López Miras. Son ya tres ocasiones en que permanece ausente, tal vez para no ponerse a tiro de preguntas sobre las artimañas y los silencios que viene protagonizando el vicealcalde de la séptima ciudad de España, que no es poco título para sostenerlo en la opacidad más absoluta. No es la portavoz a quien corresponde formalmente contestar, sino a la Gestora de Cs, pero aquí nadie se pone a mano. Al menos, Cristina Cifuentes dio la cara ante las sospechas por sus extrañas titulaciones.

El caso es que Gómez está haciendo una montaña de lo que tal vez solo sea un vaso de agua. A no ser que sea una montaña.