Preocupado por la situación que todos estamos viviendo, Paco pone la tele. Comienza el informativo. Una mujer, se supone que periodista, lo presenta, primero de pie, luego sentada, luego otra vez de pie y cruzando el set para acercarse a una pantalla donde hay datos y cifras. Lleva un vestido discutible. Se hace un poco de lío para decir 'desescalada', observa Paco.

La primera noticia va de la Covid-19. Y la segunda, y la tercera, la cuarta y la quinta. Conectan con Lérida donde un muchacho joven con un micrófono en la mano y sin mascarilla habla de que la cosa se ha puesto muy chunga. Sale una ciudadana, previamente grabada, que dice que no comprende cómo la consejería correspondiente del gobierno catalán no los ha aislado antes. Entrevistan a una chica declarando que, como ninguno de sus amigos se ha contagiado, pues que, «tío, qué quieres que te diga», a ella le cuesta trabajo ponerse la mascarilla. «¿Has ido a algún botellón?» le pregunta el periodista de corta edad: «Sí', dice ella sonriéndole pelín incitante, «pero, muy poco, tío». Paco se entristece por los catalanes.

A continuación, conectan con el País Vasco, a la vez que hablan de un estudio que se ha llevado a cabo en el que se ha comprobado que casi la mitad de los habitantes de Guipúzcoa no se ha puesto la mascarilla nunca. Sale un payo al que entrevistan por la calle y dice: «Es que molesta, ostia». En Ordizia hay un rebrote bastante importante y parece que ya se la ponen. En ese momento es cuando la presentadora se levanta y se va a la pantalla del otro lado del estudio y enseña la cifra de muertos, contagiados, etc., aunque avisando que no es muy fiable, que no le hagan mucho caso. Desde allí mismo conecta con Galicia donde una mujer espera bajo la lluvia con su micrófono en la mano. Cuenta sus desgracias y dice que Núñez Feijóo ha declarado que, si se puede ir a tirar la basura, o a pasear al perro, aunque estés confinado, por qué no vas a poder ir también a votar. Ni los políticos catalanes, ni los vascos, ni los gallegos que gobiernan dicen ahora nada sobre la falta de libertad que les imponía el ministerio en el estado de alarma, ni de que se han tomado malas decisiones, porque ahora son ellos los que las toman, y son las mismas que las de los centralistas. Paco siente pena por los vascos y por los gallegos, y también por los murcianos porque salen, salimos, en un mapa de rebrotes que han puesto en pantalla.

Acabado el tema del Covid sanitario, comienza el Covid económico, y se hace saber que para fin de año tendremos el 20% de paro en España, y que, si Europa no suelta la pasta, más de uno va a engrosar la cola de Cáritas. Paco se asusta ante el panorama. Hablan de los ancianos muertos en las residencias. Más de 20.000, se dice. Muchos de los que han fallecido eran más jóvenes que Paco, y se acojona.

Comienza la información política a la que le hace menos caso. Parece ser que Pablo Iglesias hizo cosas feas con un móvil de una chica colaboradora de él, o que fue su novia, o no sé qué. Sale Iglesias e insulta a algunos medios de comunicación, y muestran un tuit donde se mete con un presentador de telediario. Le preguntan a Pedro Sánchez sobre el tema y dice que no puede hablar de la vida particular de un 'colega de Gobierno'. También le preguntan a uno del PP y dice, poco más o menos, que habría que pasar por las armas a Iglesias. Paco siente un poco de indignación porque se hable tanto de las cloacas y tan poco de los que están bajo el umbral de la pobreza.

Hablan de Juan Carlos I y de sus comisiones. Se ve claro que no saben cómo llamar a Corina - 'La amiga del rey', 'la ex-amiga íntima del rey', a veces, 'la amante del rey'- y dicen que ha declarado ante un juez que el rey le soltó los 65 millones de euros por amor, para ver si ella volvía a amancebarse con él (no sé si el verbo 'amancebar' se utiliza todavía). Parece ser, por lo que Paco, escucha que ella le dijo que no, pero que se quedó con el dinero y lo llevó a las islas Caimán, porque es un sitio que le gusta mucho, el paisaje y eso. De los 5 millones que le mandaron de Kuwait ha declarado que esos no son de amor, que esos son de trabajos profesionales que hace ella. Como Paco no le conoce otra profesión que la de amante, no sabe qué pensar, pero todo esto le da un poco de asco. Paco apaga tele, y los deportes y el tiempo los ve en Internet. Se va serenando poco a poco, muy lentamente.