Con cierto retraso, han dado comienzo las obras de la primera fase de rehabilitación de la antigua prisión provincial de Murcia, conocida como 'Cárcel Vieja', siguiendo las directrices del proyecto ganador del concurso de anteproyectos convocado en su día por el ayuntamiento de Murcia, 'Muros Etéreos', que, con los otros dos proyectos finalistas, quedó expuesto en octubre de 2017 en la sede del Colegio de Arquitectos de la capital.

Con tal motivo, la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia (FAMHRM) inauguró el pasado jueves su canal de YouTube con una tertulia, con el título que encabeza este artículo, en la que participaron miembros de la Asociación para la Recuperación y Defensa de la Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria (MHMU), para dar a conocer la historia de ese centro penitenciario y las actuaciones reivindicativas que el mundo memorialista ha venido manteniendo para que se consolide ese espacio para el recuerdo. En la tertulia, moderada por María Jesús García, expresidenta de MHMU, intervinieron, como portavoces de esa asociación, un servidor, Rufino Garrido y Pepe Sánchez, que, además, es presidente del Ateneo Republicano de Murcia.

Mi breve exposición inicial, que resumía un trabajo de investigación del profesor murciano de la Universidad de Valencia Francisco J. Medina Albaladejo, publicado en Anales de la UMU en 2009, rastreó los orígenes de ese centro penitenciario y los sucesivos cambios habidos en el régimen de propiedad. La cárcel fue proyectada en 1922, construida en 1927 e inaugurada el 26 de mayo de 1929, para sustituir, en funciones penitenciarias, a la prisión ubicada en la calle Vara del Rey de la capital. La Diputación Provincial adquirió unos terrenos al norte de la ciudad, pertenecientes a la marquesa de Salinas, con la idea de aprovechar como recinto penitenciario una torre allí existente. Pero las disponibilidades presupuestarias de la Diputación eran escasas. Pronto, no obstante, las prisiones fueron transferidas de las diputaciones provinciales al ministerio de Gracia y Justicia, que fue el que inició las obras. La cárcel, concebida para la rehabilitación moral de los presos, según las directrices paternalistas de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, tenía una capacidad para cuatrocientos reclusos, aunque, en los momentos álgidos de la represión franquista llegó a albergar a 3.000 personas, con un hacinamiento insoportable pese a que, en ese periodo histórico, los conventos de Las Isabelas y Las Agustinas de la capital murciana también funcionaron como prisiones.

La Cárcel Vieja, que cerró definitivamente en 1981, tuvo distintos propietarios a lo largo de su historia: ministerio de Justicia, ministerio de Cultura, ministerio de Hacienda y, finalmente, ayuntamiento de Murcia, y fueron variadas, a partir de ahí, las propuestas de uso del edificio.

En mayo de 1998 el ministerio de Hacienda pretendía ubicar allí la sede de la Agencia Tributaria, con la oposición, entre otros, del arquitecto Félix Santiuste de Pablos, que pedía la declaración de BIC para el edificio. En junio de 2000 el Ayuntamiento incluyó la prisión en el Catálogo de Edificios y Elementos Protegidos del PGOU, con el grado de protección 2.

Finalmente, en septiembre de 2013 se produjo la cesión por el ministerio de Hacienda al ayuntamiento de Murcia, que, a su vez, cedió a ese ministerio 8.000 metros cuadrados de parcelas situadas entre las avenidas Juan Carlos I y Juan de Borbón para instalar allí la sede de la Agencia Tributaria.

Por su parte, Rufino Garrido, que empezó recordando que, con la entrada de la IV División Navarra en la provincia arreciaron las detenciones y fusilamientos, lo que llevó a colapsar los centros penitenciarios existentes, dio a conocer el trabajo que, junto a su compañera Juana Marín, ha venido desarrollando, con la revisión de más de 12.000 expedientes depositados en el Archivo General de la Región de Murcia en los que constan la situación penal de los presos. En concreto han localizado 550 expedientes de personas condenadas a muerte, de las cuales fueron ejecutadas 525 sentencias. Fusilamientos que tuvieron lugar en el mismo penal, junto a las tapias del cementerio de Espinardo, y en las proximidades, en el polígono de tiro. De entre esas personas condenadas a muerte figuran 17 mujeres, de las cuales fueron fusiladas 15; una de ellas, Blasa Herrero Guardiola, se salvó del pelotón de fusilamiento por su mal estado de salud.

Rufino recordó, además, que están registradas 48 muertes dentro de la prisión provincial por enfermedad (tuberculosis) y hambre. Situación dramática a la que se sumaba un trato degradante hacia los presos y el hacinamiento en que vivían, como testimoniaron, antes de morir, don José Fuentes Yepes y don José Castaño Sandoval.

Constan los nombres de 21 funcionarios fusilados, entre ellos los alcaldes republicanos de Murcia, San Javier, Alhama de Murcia, Molina de Segura, Abarán, Calasparra, Pliego, Abanilla, Los Alcázares, Yecla y Mula. Y ello pese a que los alcaldes de Abarán, Calasparra, Mula y Murcia salvaron las imágenes de culto de sus respectivas localidades.

Especial mención merece la muchas veces recordada por algunos presos como la 'semana trágica': del 3 al 9 de abril de 1940, se registraron fusilamientos diarios en la prisión provincial de Murcia, con un total de 58 personas en esa semana. Además, ese mes de abril están documentadas 77 ejecuciones.

Estas experiencias dramáticas dentro de los muros de la prisión es lo que llevó a Pepe Sánchez, la última persona en intervenir en el coloquio, a señalar la indignación ciudadana y de la propia MHMU por la banalización que el alcalde pretendía hacer con la rehabilitación de la prisión, al idear la instalación de un gastrobar, idea que, al final, fue descartada.

Pepe señaló las distintas acciones reivindicativas que la asociación ha venido manteniendo, destacando la mesa redonda del 3 de noviembre de 2016, en el edificio Moneo, con la presencia de María Concepción Paredes, directora del Archivo Histórico de Asturias, ubicado en la antigua prisión, hoy rehabilitada, de Oviedo; el arquitecto Enrique de Andrés; y los historiadores Antonio Martínez Ovejero y Fuensanta Escudero, actividad a la que asistió el entonces concejal de Fomento del ayuntamiento de Murcia, Roque Ortiz, a a quien le pareció muy buena idea lo expuesto por María Concepción Paredes.

Pepe Sánchez recalcó en su exposición que, desde MHMU, permaneceremos 'vigilantes' para que en la segunda fase de las obras se consolide un espacio para la Memoria, pues es preciso que se respete la dignidad de quienes allí penaron. Reivindicó ese espacio con un contenido pedagógico, destinado a los centros escolares, para lo que es imprescindible la colaboración de la Universidad de Murcia, colaboración que MHMU viene manteniendo, concretamente con la cátedra de Historia Moderna y Contemporánea.

En síntesis, una tertulia muy didáctica y que las personas interesadas pueden ver en el canal de YouTube citado, escribiendo en el buscador: «Tertulia La Cárcel Vieja Espacio de Memoria».