El estado de alarma se ha acabado y todo el mundo ha iniciado la 'nueva normalidad'. Eso también rige para el alcalde de Murcia, José Ballesta, y para sus socios de gobierno encabezados por el portavoz local de Cs, Mario Gómez, que se enfrentan a una semana crucial que comienza este mismo lunes con la convocatoria de pleno extraordinario para debatir las 67 medidas del Plan de Reactivación Económica que los naranjas firmaron con PSOE y con Podemos.

El mandatario municipal, tras dos semanas de andar de allí para acá pidiendo la cabeza de su socio (hay gente que afirma que incluso llegó a solicitar a Inés Arrimadas una entrevista y que se fue a Madrid hace una semana para hablar con Teodoro García), parece que ha iniciado la desescalada y ha comprendido que, de momento, eso es una quimera. Ni las gruesas frases expuestas: «Hemos llegado a un punto sin retorno», ni la campaña de su portavoz en redes, donde hacía acusaciones de traición y deslealtad a Cs, han surtido efecto.

Tampoco el hecho de que se desconvocaran dos juntas de gobierno (algo inédito en el municipio de Murcia), que culminó en la celebración de dos reuniones la semana pasada. En caso de que no hubiera sido así, los populares habrían incumplido la Ley de Grandes Ciudades, que establece que debe realizarse una junta de gobierno cada quince días como mínimo.

Quizá en un futuro haya más suerte para Ballesta y su equipo, y las direcciones regionales de populares y naranjas cambien su percepción del pacto local en Murcia de que se está cumpliendo, según ellos, y no emplacen a sus correligionarios en Murcia a entenderse y llegar a acuerdos. Una idea repetida este mismo viernes en LA OPINIÓN por Jero Moya, responsable de la gestora en la Región de Cs.

También el viernes, los populares del consistorio murciano dieron un golpe de timón y el alcalde decidió que este lunes convocaría el pleno extraordinario, una salida a la que le obliga la ley y que, en caso de no hacerlo él como mandatario municipal, lo habría hecho el secretario del Ayuntamiento capitalino. Así lo establece la legislación y habría sido suficiente con los votos del PSOE, es decir, para nada era necesario el apoyo de Podemos y los de Arrimadas.

Además, la portavoz señaló que el órdago de Gómez es algo que estaban viendo las direcciones de los partidos a nivel regional, una estrategia de quitarse de encima este problema, sustentado por la manifiesta falta de sintonía y animadversión de los dos líderes que existen en el Gobierno local. Lo lógico sería ahora que se convocara el miércoles una junta de portavoces, como se ha hecho en otras ocasiones cuando hay pleno, antes de la sesión del jueves (posiblemente se hagan en la misma jornada el pleno extraordinario y el pleno ordinario) y todos los grupos de la corporación llegaran a un acuerdo para sacar por consenso un plan de reactivación de la capital muy necesario por las consecuencias que tendrá la pandemia en los ciudadanos y en las empresas.

Al PP no le será muy difícil sumarse a ese plan, ya que muchas de las propuestas que contiene han sido analizadas en las comisiones que el Gobierno puso en marcha, e incluso han partido de la concejalía de Derechos Sociales y Familia. Podría poner encima da la mesa nuevos proyectos para una reactivación más ambiciosa y tirar de chequera, ya que los presupuestos municipales de 2020 están sin hacer, por lo que podría priorizar el gasto y las inversiones sin tensionar las cuentas. Sea como sea, tanto PSOE como Podemos, firmantes del pacto con Cs, están abiertos a cambiar lo que haga falta para llegar a un consenso que saque adelante el municipio.

Todo depende de si los populares tienen ganas de seguir o no la guerra con el primer teniente de alcalde y concejal de Fomento, que también se enfrenta a una semana crucial con la decisión que debe tomar el departamento de Personal a raíz de la denuncia interpuesta por el jefe de los Servicios Generales por acoso contra él. Personal, en manos de un concejal del PP, tiene de plazo hasta mañana martes para decidir si abre expediente al concejal o archiva el escrito del empleado público.

O lo mismo, el PP municipal decide tirar el carro por las piedras, echar del Gobierno local a sus socios e intentar gobernar en minoría con sus once concejales llegando a acuerdos puntuales con el resto de la corporación, tal y como hizo en el mandato anterior. Los escenarios están muy abiertos y todo puede pasar esta semana en la que todo el mundo ha iniciado la desescalada y la nueva normalidad.

Por nadie pase.