Fruta de verano

Qué fantásticos son los puestos de fruta en esta época del año. Aunque eso ha cambiado mucho por la importación de fruta desde Sudamérica o África, lo cierto es que en invierno tenemos las peras, manzanas, kiwis, etc., como base en nuestra alimentación. Ahora llegas y ahí están: albaricoques, cerezas, picotas, melocotones, ciruelas, sandías y demás delicias. A veces, en invierno, encuentras algunas de estas frutas, y siempre me acuerdo de cuando me quejé a mi proveedor de que las ciruelas que me había vendido parecían de corcho. «Son sudafricanas», me respondió, «imagínate el tiempo que habrán pasado en cámaras para traerlas a Murcia, cuándo serían recogidas del árbol, etcétera, y la uva igual, viene de Perú y no está muy buena». Le agradecí su sinceridad.

Buscaban otra cosa

Estoy en la puerta de mi casa. Un coche para, se baja el cristal de la ventanilla y una señora me pregunta por el Carril de los Chornos. Se lo indico. Entonces se baja la mascarilla, me reconoce, y me dice que en su familia son lectores de LA OPINIÓN desde hace muchos años, y se muestra muy amable. «El presidente López Miras también vive por esta zona», les digo. «Ya, pero lo que estamos buscando nosotros es un merendero que dicen que tiene cosas muy buenas para cenar», me comentan.

Mucha pasta

La deuda pública, el dinero que España debe, ha alcanzado la cifra de 1.220 billones de euros. Para los viejos que lean esto: es, más o menos, 200 billones de pesetas. Un día van a venir unos cuantos y van a decir: «España es nuestra, que la hemos 'comprao'». Vayan ustedes ahuecando el ala'. (Esto es una chorrada, claro. La mayor parte de nuestra deuda la compra el Banco Europeo. Pero, ¿a que impresiona lo de los 200 billones de pesetas?).

¿Con esta también?

Una mujer de edad media va por la calle con un niño, de unos 5 ó 6 años, de la mano. En una esquina, se encuentra con otra y comienzan a hablar animadamente. El crío, mira hacia arriba y dice con mala cara: «¿Con esta también te vas a parar?»

Viejo oficio

En una plaza de Murcia ciudad veo un limpiabotas. Está sentado en una banqueta de madera y tiene delante una de esas cajas con su cosa en forma de pie que ellos han llevado siempre. Debe ser el último de su profesión, creo, y no parece tener mucho trabajo. Es conmovedor.

Dificultades

Un hombre muy mayor a otro, con el que está hablando: «Bájate el pijo de la mascarilla esa, que no te entiendo una palabra. Yo me aparto, mira», y da un paso atrás.

Serie

He visto la serie Bad Education. A mí me ha gustado. Está basada en un hecho real, una estafa de sus gestores a la educación pública en Estados Unidos. Los actores, Hugh Jackman por ejemplo, han intentado parecerse a los personajes reales que representan, como suelen hacer, sobre todo los americanos, que engordan o adelgazan, se tiñen el pelo o se maquillan para parecerse a sus representados. Y eso, unas veces les sale muy bien, como con Freddy Mercury o Elton John en sus biopics, y otras bastante mal, como en este caso, que los maquillajes, los tintes y demás hacen que algunos parezcan de cartón piedra. Pero, ya les digo, la serie está muy bien.

Excelente pasatiempo

¿Hace alguno de ustedes el crucigrama de palabras cruzadas, ese de las fotos del cuadernillo de LA OPINIÓN que sale los domingos? El de las más de 250 definiciones, digo. Pues yo sí, y lleva su tiempo, oiga. Pero es un desafío que disfruto. Y lo acabo todas las semanas, aunque he de reconocer públicamente que a veces tengo que buscar en Internet cuál es el apellido de una directora de cine que se llama Marta. Lo peor es cuando pone 'En Colombia, cesto para la ropa', o algo así. Me dan ganas de matar al autor. Pero me desahogo insultándolo en voz baja.

Cine

Como homenaje a la recientemente fallecida Rosa María Sardá -qué pena, era una cómica muy simpática y una mujer interesante en sus actitudes humanas- La 1 puso la película Sin vergüenza, de Joaquín Oristrell, quizás porque a ella le dieron un Goya por su interpretación en esa película, pero me pareció tan mala, tan petarda la tal película, y tiene una musiquita de fondo que no para en todo el metraje y que te pone los pelos de punta. Y Verónica Forqué haciendo de Verónica Forqué, como siempre. Pero no la quité, primero porque estaba haciendo un crucigrama, pero también porque era una oportunidad de ver a todos esos buenos actores, unos que han seguido y otros que han desaparecido de las pantallas, después de los 20 años que tiene la película.